El nuevo Hyundai i20 Active cuenta con una imagen derivada directamente del i20 con un poco más de altura, aunque con algunos detalles ‘off road’.

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La marca coreana sigue trabajando a toda máquina para traer al mercado europeo vehículos más modernos, con la mejor tecnología disponible y con motores cada vez más ligeros y eficientes. Llega ahora el nuevo i20 Active, un vehículo con la base clara del i20, que se ha maquillado un poco para darle este pequeño toque de ‘todocamino’ que tanto gusta a un segmento de población cada vez mayor. No se trata de un SUV, obviamente, pero sí que tiene algunas características propias de automóviles aptos para poder circular por carreteras con firme irregular, además de funcionar perfectamente también por carretera convencional.

Estéticamente ya hemos dicho que hay algunos elementos que lo distinguen del modelo i20 a secas, entre los cuales destacan las barras en el techo de medidas considerables, los parachoques anteriores de mayores dimensiones, los protectores de los bajos o el tapón de la gasolina con estilo TT.

Aparte de estos elementos comentados anteriormente, hay otras dos cosas que llaman bastante la atención de este nuevo modelo de Hyundai, como son las nuevas llantas o la mayor altura, que si bien no es muy relevante, sí que se nota a simple vista.

MOTOR

Últimamente todas las marcas están trabajando en propulsores de baja cilindrada y sólo tres cilindros, una ‘moda’ que quizá empezó en su día la marca Ford con sus premiados Ecoboost y ahora es la marca coreana la que se adhiere también con este propulsor de gasolina 1.0 T-GDi, que es compacto y ligero, además de eficiente con el consumo de combustible. Nosotros hemos probado el de 120 CV, con el que hemos tenido sensaciones muy interesantes. Hay que decir que es un propulsor muy fino, aunque aumenta bastante su rumorosidad (sin ser molesta) cuando sube de vueltas.

Cuenta con un rendimiento muy homogéneo al subir de vueltas. El hecho de contar con turbocompresor con válvula de descarga eléctrica mejora la respuesta al acelerador y el par motor a bajo régimen, cosas que se agradecen. En cuanto al consumo, los 5’1 litros que anuncia la marca para este modelo, en nuestro caso han subido hasta los 6’7, que no es una cifra excesivamente baja, pero no hemos llevado a cabo una conducción eficiente. Sobre al comportamiento del vehículo en carretera, el hecho de ser un poco más alto que la versión ‘normal’ se nota bastante en asfalto, ya que tiende a bascular en exceso, sin ser un hecho que haga que no se pueda seguir la trazada deseada, eso sí, no con la misma precisión. El i20 Active no sobrevira en exceso si la conducción no se lleva al extremo.

INTERIOR

El interior del i20 Active no se distingue en exceso del i20 a secas, ya que no hay detalles interiores que remarquen este carácter más montañero del modelo. Así, el marcador es más bien clásico, con los niveles de combustible y de temperatura del motor mediante luces (poca visión con el sol).

En la parte central del marcador encontramos la información del ordenador de a bordo y de configuración básica; está en blanco y negro, pero es más que efectiva. La consola central está presidida por una pantalla táctil de 7 pulgadas de lo más práctica e intuitiva para el conductor y el copiloto.

Las plazas posteriores del i20 resultan muy cómodas para sus ocupantes. Hay suficiente espacio para las piernas y cinco personas pueden sentarse sin problemas, aunque no sea un vehículo con una anchura excesivamente destacable.