Oscar, el propietario del coche, junto a su Austin Ten. | Gabriel Martínez

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Oscar del Sol es un catalán afincado en la Isla hace más de 25 años y que desde muy pequeño siente pasión por los coches. Jubilado en la actualidad, dispone de tiempo libre para dedicarse a su gran pasión: restaurar clásicos. Con el tiempo ha ido adquiriendo práctica en el mundo de la mecánica y ha pasado de ser un serigrafista de hostelería a un aprendiz de mecánico, lo que le permite ahora mismo hacer muchas de las reparaciones necesarias para el mantenimiento de los vehículos que tiene.

Sobre su Austin Ten-10 de los años 30, explica que lo localizó en Barcelona hace unos años a través de un conocido que tiene relación con el mundo del motor y no dudó el hacerse con él, ya que era uno de los coches que desde su juventud le habían entusiasmado. El vehículo está en muy buenas condiciones y asegura que su mantenimiento no es complicado, además en Inglaterra hay disponibilidad de piezas de recambio a pesar de los muchos años transcurridos desde su fabricación.

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Oscar está realmente ilusionado con esta pequeña berlina que guarda todos los encantos de aquellos coches de entreguerras que hicieron las delicias de los aficionados al mundo de las cuatro ruedas. Reconoce que si tuviera más espacio y dinero, su colección no estaría compuesta sólo por un par de coches, aunque afirma que le entusiasma el proceso de buscar en el mercado, adquirirlos y una vez restaurados y tras disfrutar de ellos, decide ponerlos a la venta para iniciar otra aventura, pues cree que coger un coche en condiciones no muy buenas y devolverlo a la vida es una experiencia muy gratificante.

En cuanto al vehículo en cuestión, hay que decir que el Austin Ten-10 es un coche pequeño que fue producido por la Austin Motor Company. Lanzado en 1932, era el coche más vendido de Austin en 1933 y continuó en la producción, con las actualizaciones, aunque no fue uno de los coches más comercializados de la marca, pues en esa época el Six y en Seven eran mucho más populares entre el público, aunque esta pequeña berlina metálica de cuatro puertas mantuvo su encanto y todavía hoy en día es uno de los coches más admirados por los coleccionistas. Su fabricación se extendió hasta 1937.