El C5 CrossTourer ha mostrado su fiabilidad y capacidad ayudando en carrera a Contador y al resto de la escuadra Tinkoff-Saxo. | Francisco Tortella Mas

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Ganar un Giro de Italia no es fácil: hay que recorrer 3.481 km en 21 días desafiando condiciones difíciles, etapas interminables, pendientes de vértigo en los Apeninos y, sobre todo, en los Dolomitas, donde destaca el mítico Mortirolo, considerado como una de las cimas más difíciles en el mundo del ciclismo profesional. En el caso de Alberto Contador, la maglia rosa se ha cobrado un precio extra: una dislocación de hombro en la 6ª etapa que tuvo que sobrellevar para alcanzar la victoria.

En un Giro considerado como el más duro de los últimos tiempos, tanto por su trazado como por la lucha sin cuartel entre los favoritos, el «Pistolero» se ha impuesto, con resistencia y un gran sentido de la estrategia, al prometedor corredor local Fabio Aru, al que ha aventajado en 1 minuto 53 ssegundos, y a un Mikel Landa (+3m05s), que se ha mostrado muy fuerte en etapas de montaña.

El Citroën C5 CrossTourer ha demostrado estar a la altura en esta prueba tan exigente para los ciclistas y los automóviles, incluso en los tramos sin asfaltar del Colle delle Finestre (2.178 m), la cima más alta de esta edición. La marca apoya al equipo Tinkoff-Saxo con una flota de 24 de estos vehículos. Esta versión del C5 destaca por una estética contundente y elementos que garantizan un viaje confortable y dinámico en cualquier circunstancia: suspensión Hidractiva III+, control de tracción inteligente, asiento con masaje y mecánicas de hasta 200 CV.