La parte delantera del Q50 destaca por tener una estética bastante asiática, pero diseñada muy al gusto europeo, lo que es toda una ventaja. | Miquel Àngel Llabrés

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Infiniti es una marca de automóviles japonesa creada por Nissan el año 1989 para vender vehículos premium en los mercados americano, asiático y europeo. El año 2008 fue el inicio de la llegada progresiva de esta marca a Europa y en 2014 ya podemos encontrar toda la gama de productos en Palma.

Se trata de unos automóviles con gran personalidad, que se caracterizan por tener una estética que combina perfectamente un aspecto de coche asiático con un enfoque europeo. Uno de sus modelos más espectaculares es sin duda el QX70, un crossover de grandes dimensiones realmente espectacular en cuanto a diseño y tecnología. La marca en su día presentó el concepto Q30, que bien pronto puede ser realidad para convertirse en competencia directa de los BMW serie 1 o de los Mercedes Clase A. El vehículo que hoy nos ocupa es el Q50, una berlina de grandes dimensiones, competencia directa de los Audi A4, Mercedes clase C o de la serie 3 de BMW, con lo que pone las cosas más apretadas en un segmento ya de por sí muy competido.

Estéticamente, el Q50 se caracteriza por contar con una parte anterior muy agresiva, con unos faros rasgados, que llevan luces diurnas tipo LED. La parte anterior viene marcada también por unos parachoques perfectamente integrados en el conjunto, además de contar con una parrilla anterior de grandes dimensiones. La parte posterior es quizá menos espectacular, aunque sí cuenta con un diseño interesante, al tener unos faros que sobresalen del conjunto y una doble salida de escape separada, lo que le da un aspecto más deportivo.

El propulsor que hemos probado es el 2.2 diésel de 170 CV, con cambio automático de siete velocidades. Se trata de un motor que le va como anillo al dedo, ya que le confiere unas prestaciones notables con un consumo de gasóleo comedido.

La configuración del motor puede ser cambiada a conveniencia del conductor y, aunque no hay excesiva diferencia entre la estándar y la Sport, sí que se nota bastante a la hora de adelantar, porque con el tipo de conducción más deportivo, el cambio de velocidad se produce a las 4.200 vueltas, y aquí es donde se notan a pleno rendimiento los 400 Nm del par motor.

El consumo del motor diésel es de lo más interesante si se elige una conducción estándar, porque al elegir el modo Sport, el consumo puede llegar a los 6.5 litros de forma rápida, aunque para nada es una cifra excesiva, teniendo en cuenta las dimensiones y las prestaciones de este modelo de Infiniti.

En cuanto al comportamiento, el Q50 cuenta con un sistema de suspensiones del todo adecuado al vehículo, que absorben perfectamente las irregularidades del terreno. En las curvas se nota que son un poco blandas, pero el vehículo no tiende a subvirar ni a sobrevirar en ningún momento, lo cual dice mucho a su favor.

Las calidades de los materiales utilizados, como no podía ser de otra manera, son inmejorables, con una ausencia total de los plásticos duros y blandos, con lo que el deterioro por el paso del tiempo será mínimo. El espacio interior es el propio de un vehículo de casi 4’8 metros, es decir, con un espacio posterior suficiente para las piernas, donde además pueden viajar tres personas adultas con gran comodidad.