Jordi Vilaret, junto a su Opel Almiral, uno de los coches de su colección g.

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En los años 60 y 70, los Opel Kapitän, el Admiral y el Diplomat eran los «tres grandes» vehículos que definían la clase de lujo de la marca. Los KAD, el acrónimo que se usaba para designarlos, llegaron al mercado en marzo de 1964. Con carrocerías idénticas de modernas formas lineales, estos vehículos se distinguían por sus motores y equipamiento.

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Cinco años más tarde fueron sucedidos por los nuevos modelos serie B que establecieron las pautas de sus respectivas clases con la introducción de avanzadas tecnologías de chasis y un estilo aún más elegante. Tras una exitosa carrera en la elite del automovilismo, el final de los «tres grandes» de la serie B llegó en julio de 1977, tras venderse un total de 11.017 Kapitän, 31.827 Admiral y 18.725 Diplomat. En 1978 los modelos premium de Opel para «viajeros con clase» fueron sustituidos por los modelos Senator y Monza de desarrollo completamente nuevo.

El vehículo que nos presenta Jordi Vilaret lo adquirió hace 22 años y es de 1980; nos comenta que es un coche robusto pero cómodo y de una conducción fácil a pesar de sus dimensiones, ya que cuenta con los adelantos mecánicos de la época y con una potencia considerable que le permite mover su peso. Era un coche envidiable y de unas prestaciones magníficas que le daban un gran prestigio como los otros dos de los ‘grandes’.