La estética de este vehículo es de gran robustez, que los ingenieros de Toyota han sabido conjugar perfectamente con la nueva imagen de la marca.

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Ya han pasado veinte años desde que hiciera su aparición en el mercado el primer modelo RAV4 y desde su lanzamiento se convirtió en un gran referente del segmento que inauguró el de los SUV (Sport Utility Vehicle). Durante este período han ido surgiendo muchos vehículos de este segmento, pero el coche japonés sigue estando entre los más vendidos por calidad, seguridad y fiabilidad.

En cuanto a la estética, la marca japonesa ha apostado últimamente por diseñar vehículos que den una clara imagen de marca, cosa que se ha conseguido más que nunca, gracias a tener prácticamente todos los modelos actuales un parecido realmente grande, siempre adaptándolo perfectamente a cada uno.

La parte delantera del RAV4 se caracteriza por ser bastante prominente, en la que destacan unos parachoques de dimensiones considerables y unos faros delanteros alargados, que cuentan con iluminación diurna tipo LED.
La parte posterior ayuda mucho a esa identidad de marca con unos faros también alargados que recuerdan bastante a los del Auris.

MOTOR
El propulsor que hemos probado del RAV4 es el 120D, un motor diésel de 2.0 litros y 124 CV de potencia. Nos ha sorprendido agradablemente, ya que hace que el RAV4 sea mucho más ágil de lo que a priori parece que tiene que ser un vehículo de sus dimensiones y peso.

Entrega la potencia desde su inicio, cosa que consigue gracias a unas marchas cortas.

Este modelo AWD lleva un sistema integrado de conducción dinámica, que cuenta con un botón SPORT. Cuando se pulsa actúa sobre el reparto de par entre ejes, provoca una más rápida respuesta del acelerador y mejora la asistencia de la dirección.
Otro aspecto que ha sorprendido agradablemente de este vehículo es la recuperación, ya que no necesitas bajar de velocidad por carretera a menudo, ya que el motor reacciona de manera efectiva al acelerador. El SHIFT, que indica cuándo es recomendable cambiar de velocidad, es muy práctico para que no gaste demasiado combustible.

El consumo de 4’9 litros en ciclo combinado que anuncia la marca se aproxima bastante al real llevando una conducción normal, pues nosotros hemos conseguido menos de 6 litros.

INTERIOR
El interior del RAV4 da la impresión de ser muy amplio y, de hecho, lo es. Teniendo sólo una longitud de 4’57 metros consigue lo que otros con mayores medidas no son capaces: que cinco adultos vayan cómodamente sentados sin estrecheces que les impidan hacer muchos kilómetros a bordo. Y, hablando de comodidad, los asientos delanteros lo son mucho, con los ajustes necesarios para encontrar la posición ideal.

Las calidades de los materiales son buenas, ya que huye de plásticos que al final se convierten en foco de ruidos o deterioros prematuros. Tal vez la distribución de algún elemento no parece la más adecuada, como por ejemplo la pantalla central, un poco alejada del ángulo de visión y de la mano del conductor. El cuadro de instrumentos es otro apartado donde se podría haber optado por un diseño más moderno. El equipamiento es justo pero suficiente.