«Dura e interminable», así ha sido la espera de la familia Cevelova-Kratky en el aeropuerto de Palma

Cancelaciones, noches de hotel improvisadas y largas esperas sin información: los viajeros relatan cómo dos días de huelga alteraron por completo sus vacaciones

La familia Cevelova-Kratky, en Son Sant Joan | Foto: Jaume Sureda

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La situación en el aeropuerto de Palma se agravó el segundo día de la huelga de los controladores aéreos franceses. Con más de 70 cancelaciones, son muchos los viajeros que vieron su plan de viaje alterado. La familia Cevelova-Kratky tenía previsto volver a Praga el jueves al mediodía. Sin embargo, cuando llegaron al aeropuerto, la compañía con la que viajaban les notificó que su vuelo había sido cancelado. Les ofrecieron una alternativa: pasar la noche en un hotel y coger otro vuelo el día siguiente por la noche. Ante la falta de opciones, la familia aceptó esta propuesta.

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Estuvieron esperando hasta las 23:00 que se les facilitasen los datos de la reserva de su habitación de hotel que la compañía se había comprometido a efectuar y posteriormente cogieron un taxi hacia el hotel. Han afirma que la espera fue "dura e interminable" al tener que esperar durante varias horas sin saber cuándo finalmente se les iba a tramitar la reserva. Además sostiene: "ha sido la peor experiencia que he tenido en un aeropuerto". Ayer al mediodía volvieron al aeropuerto con la esperanza de poder regresar finalmente a su lugar de residencia. Aún así lamenta que haya tenido que desperdiciar dos días de sus vacaciones "sin hacer nada" en una terminal de aeropuerto.

En el caso de Cornelia, su vuelo hacia Stuttgart con Eurowings se canceló. De manera alternativa, la compañía le ofreció la posibilidad de coger otro vuelo con destino a Düsseldorf, y desde esta ciudad, viajar en tren hacia Stuttgart. Cornelia declaró: "No es la opción de vuelta que más me atrae pero es lo que hay". Asimismo, remarcó que no era la primera vez que se enfrentaba a contratiempos a la hora de viajar. Tal vez, por ello afrontó la situación con una destacada actitud positiva. No todo el mundo compartió esta disposición. La mayoría de personas aguardaban con caras largas las novedades sobre sus vuelos o se resignaron a aceptar las alternativas que las compañías les ofrecían. Así, tras la confirmación de la cancelación de los vuelos, los trabajadores de las aerolíneas atendían cómo podían las reclamaciones de los impacientes pasajeros que salían en estampida de los mostradores de facturación para dirigirse a lo puestos de información de la compañía. Las colas generadas en estos puestos intensificaron las quejas de los viajeros que comentaban entre ellos la desafortunada situación a la que se enfrentaban.