Se busca a Barbie y hay recompensa: «Amenacé a mi compañero de piso con un cuchillo, me detuvieron y nunca más vi a mi perra»

Tiffany hace una llamada desesperada a quien tenga a su can y ofrece 500 euros como recompensa

Imagen de Barbie, la perra desaparecida y por la que su dueña ofrece 500 euros de recompensa | Foto: Tiffany

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La madrugada del 12 al 13 de junio, Tiffany Sofía Camacho, residente en Palma, vivió un episodio límite que cambió su vida. Asegura que, acorralada por una situación insostenible en el piso que compartía con un compañero —al que acusa de cobrarle cantidades abusivas por la habitación y de vender droga en el domicilio—, terminó sacando un cuchillo en medio de una discusión. «Estaba viviendo una situación horrible, me cobraba muchísimo por una habitación y además tenía cosas ilegales en casa», relata Tiffany. El compañero, lejos de huir, la grabó, la denunció y avisó a la policía.

Ella, asustada, huyó corriendo con su perra Barbie, una pomerania miniatura de apenas ocho meses, comprada en Alemania y registrada a su nombre con chip y pasaporte europeo. «Barbie es mi hija. Me acompañaba a todos lados. Cuando vi que él llamó a la policía, salí corriendo con ella hacia la playa de Gesa. Solo quería alejarme, protegernos a las dos».

A la altura del paseo marítimo, según cuenta, fue interceptada por agentes. La escena fue caótica. Tiffany estaba en crisis, visiblemente alterada. «Cogí miedo, no entendía nada. Me encerré en mí misma y acabé corriendo hacia el mar», dice. Empezó a lanzarles orina y heces a los policías. Además, les espetó que lo hacía para contagiarles «el sida y la hepatitis». Los sanitarios, al ver la situación, la sedaron en el lugar, y cuando despertó, ya estaba en el hospital. Lo que más le dolió al abrir los ojos: Barbie no estaba.

Ha colgado carteles por Palma para tratar de localizarla.

«Desperté y lo primero que hice fue preguntar por mi perra. Nadie sabía nada. Volví a entrar en crisis y me durmieron de nuevo», recuerda visiblemente alterada. Estuvo detenida tres días, pero su calvario personal ya había comenzado y estaba marcado por la búsqueda incansable de su perra y la total falta de respuestas. «He preguntado en Son Reus, he buscado por toda la playa, en clínicas veterinarias, en redes sociales... nadie sabe nada de Barbie».

Tiffany sostiene que fue la policía quien quedó a cargo del animal. «Mi testigo asegura que nadie recibió a la perra, que los agentes fueron los últimos en tenerla», denuncia. «Dicen que se la dieron a un chico, pero no hay constancia de eso. Otros dicen que se la llevaron en el coche policial, pero no figura en ningún registro».

Barbie, dice, no es solo una mascota. «La traje desde Alemania. Me costó más de 1.500 euros entre compra y traslado. No está esterilizada y eso también me preocupa. Temo que alguien quiera lucrarse con ella», afirma. «La policía no la llevó a ninguna entidad de protección animal. Yo creo que alguien se la quedó, y si fue así, quiero que se sepa».

Hoy Tiffany tiene un nuevo lugar donde vivir y busca recomenzar, pero no sin su compañera. «Estoy dispuesta a ofrecer 500 euros a quien me la devuelva o me dé información real. Solo quiero que Barbie vuelva conmigo».

Para cualquier tipo de información, contacten con el periódico o con el teléfono que aparece en la foto del cartel.