Del paddle surf al parasailing: descubre cómo vivir el verano en Mallorca sin salir del agua

Algunos de los mejores parques acuáticos, experiencias en veleros de lujo o sentir la velocidad en una moto son solo algunas de las posibilidades que ofrece la islar

Las motos acuáticas se han convertido en un básico del verano | Foto: ARCHIVO

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Por mucho que se hable de factores como la desestacionalización, la puesta en valor del patrimonio cultural o las ofertas de ocio alternativas, no se puede obviar que el verano y el mar son inherentes a Mallorca. La Isla cuenta con unos 555 kilómetros de costa, de los cuales aproximadamente 67 son playas. Desde fina arena y calas paradisíacas hasta agrestes acantilados, el agua es protagonista y, sin duda, el elemento más buscado para sobrellevar el calor y asegurar la diversión.

Tanto ese mar como las infraestructuras de ocio, piscinas o parques acuáticos -de los cuales Mallorca dispone de algunos de la mejor calidad- salpican de propuestas los días del largo verano.

Diversión a lo grande

Las opciones de disfrutar de un día en las aguas del litoral comienzan con las numerosas posibilidades que ofrecen los distintos formatos de embarcaciones. Veleros, catamaranes, yates, e incluso los típicos llauts, pueden disfrutarse por horas o jornadas enteras. La excursiones se pueden disfrutar con recorridos especiales por la costa y actividades de buceo más o menos accesibles según el grado de experiencia o atrevimiento de los participantes. El snorkel ofrece una experiencia sencilla al alcance de todos, mientras que el buceo con bombonas precisa de mayores conocimientos o experiencia, aunque son habituales los cursos de iniciación que permiten disfrutar de los fondos marinos de la mano de especialistas. Igualmente, toda excursión a bordo de un barco ofrece como mínimo la posibilidad de disfrutar de un baño en parajes alejados de las concurridas playas.

Otro clásico en el verano son las puestas de sol, un añadido a la salida en barco. Como complemento a estos viajes podemos encontrar un gran abanico de posibilidades gastronómicas. Desde unas simples bebidas y aperitivos hasta una comida de alta calidad, pasando por una cena romántica a la luz de las velas o una barbacoa para un gran grupo; el límite solo es el presupuesto. Mención aparte merece la posibilidad de contar con un Dj a bordo de la embarcación y disfrutar de una fiesta por todo lo alto.

Más en contacto con las aguas se encuentran los kayaks, las piraguas o las tablas de paddle surf. Estas pequeñas naves invitan a adentrarse en cuevas y disfrutar de acantilados con tranquilidad, en una experiencia que sin duda es mucho más cercana a la naturaleza de la Isla. Otra actividad que puede resultar deslumbrante es conocer los secretos enterrados bajo la superficie de la Isla. La espeleología es también un deporte en estrecho contacto con el agua en el caso de Mallorca, que dispone de un sistema de cuevas marinas en el que nadar o bucear se convierte en algo diferente. Pero como no todo es relax y silencio, también se puede vivir el frenesí de un tour por el litoral en lancha rápida o en moto de agua.

Un día de playa

Lo descrito solo es una pequeña parte de todo lo que se puede hacer en aguas de Mallorca, ya que al margen de organizar una experiencia que puede ser el centro de un día completo de diversión, también se pueden hacer muchas actividades acuáticas al tiempo que se disfruta de un día de playa.

Obviamente tanto el buceo como el snorkle se pueden practicar también desde la arena sin necesidad de alquilar una embarcación. A estas dos prácticas se une una muy relacionada: la natación, un deporte muy recomendable, sano y al alcance de todos.

Si queremos algo más de adrenalina podemos decantarnos por el surf en cualquiera de sus variedades. Básicamente se trata de disponer de una tabla y utilizarla de las maneras más variadas. Están incluidas el surf como tal, además del ya mencionado paddle surf, con remo; el wind surf, con vela; o el espectacular y que ya requiere de una cierta pericia, kite surf, donde a esa tabla se añade un pequeño paracaídas a modo de cometa, que nos puede propulsar a grandes velocidades. Más moderno y con un aspecto casi futurista es el flyboard. Dos grandes propulsores a chorro se unen a las piernas del usuario para elevarle sobre las olas, permitiendo realizar piruetas y desplazamientos llenos de emoción.   

Más allá del deporte puro y duro encontramos también las actividades a pie de playa. Constituyen estampas típicas del verano los grupos de personas a lomos de las populares bananas arrastradas por lanchas, que también pueden tirar de los vistosos parasailing. En esta modalidad, que se puede practicar tanto de manera individual como por parejas, un paracaídas nos elevará hasta los 50 metros de altura para gozar a vista de pájaro del paisaje de una isla en la que las posibilidades nunca se acaban.