Ana de Miguel

La filósofa que lucha contra los estereotipos: «La coeducación vacuna contra la polarización y el negocio digital del odio»

Ana de Miguel imparte este miércoles en Palma una conferencia sobre cómo abordar la división social y el transhumanismo, que

La filósofa y feminista Ana de Miguel en una imagen reciente cedida para este entrevista

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En un contexto marcado por la polarización, la filósofa y feminista Ana de Miguel defiende potenciar la coeducación como herramienta clave para construir una sociedad verdaderamente democrática. Así lo expondrá este miércoles en la conferencia Coeducar en tiempos de polarización y transhumanismo, que impartirá a partir de las 18 horas en el Edifici Sa Riera de Palma. Para la profesora de Filosofía Moral de la UNED, coeducar no consiste simplemente en educar a niños y niñas en una misma aula, algo ya superado. Implica una revisión profunda del proceso de socialización, que históricamente ha estado marcado por estereotipos de género profundamente arraigados.

«Todo lo que sea afirmar que los niños son de una manera y las niñas de otra forma parte de ese imaginario que hay que superar», sostiene. «El sexo es lo que nos constituye, pero no nos debe determinar para nada a nivel cultural y social, sobre cómo vayamos a ser o qué tiene que gustarnos. No debe de haber etiquetas», añade.

La filósofa recuerda que el feminismo lleva más de dos siglos señalando esta división de roles impuesta entre hombres y mujeres, y cuestionando que esas diferencias se presenten como naturales o inevitables. Aunque hoy muchas sociedades democráticas apoyan la superación de los estereotipos, en la práctica sigue costando trasladar esa intención a las aulas. El peso recae en el voluntarismo de ciertos docentes y este asunto sigue siendo una tarea pendiente.

En los últimos años, el feminismo ha vivido un auge que lo ha llevado al centro del debate público. «Pasó de ser un término asociado al rechazo a convertirse en un fenómeno de masas. Las actrices, las cantantes, todas se declaran feministas. Parecía que ‘todos debíamos serlo’», explica. Sin embargo, ese auge vino acompañado también de una banalización del mensaje. «El feminismo se convirtió en un producto de consumo, reducido a una camiseta con eslogan», lamenta. Y ese exceso desembocó en un fenómeno paradójico: de la adhesión generalizada se ha pasado a una fuerte polarización.

En ese sentido, De Miguel identifica un clima creciente de hartazgo y de enfrentamiento en torno al feminismo, especialmente amplificado por las redes sociales, que fomentan un negocio basado en la polarización. También critica la respuesta opuesta: «Se llegó a decir en plan populista que hay tantos feminismos como mujeres. Es absurdo», considera.

Esta lógica de extremos afecta de lleno al discurso feminista, que a menudo se identifica exclusivamente con una parte del espectro político. «Es cierto que la izquierda ha sido históricamente más sensible y vanguardista en estos temas, pero si hablamos de coeducación como parte del proyecto democrático, no debería ser motivo de polarización. Educar en igualdad no es adoctrinar», defiende. Coeducar no es otra cosa que formar en pensamiento crítico y en los valores de la democracia: igualdad, libertad y justicia. «Que hombres y mujeres no se vean encorsetados en estereotipos es una condición básica para una sociedad libre; la coeducación vacuna contra la polarización y el negocio digital del odio», asegura.

Cambio civilizatorio

«Empresas y millonarios, a través de la IA y la biotecnología, pretenden acabar con el ser humano tal y como ha sido hasta ahora, fusionándolo con la máquina. El transhumanismo augura un cambio de civilización que ya está en marcha», explica De Miguel, que también aborda este complejo tema. «Hay que pensar si realmente queremos evolucionar así y debemos sospechar cuando una sociedad se vuelca tan rápido en un fenómeno concreto como este», considera.

«La IA ya tiene capacidad y es accesible para crear vídeos falsos de pornografía sobre alumnas y profesoras, algo que sucedió en Almendralejo con un grupo de chicos que difundieron este material. Esto es parte del transhumanismo. También se planteará que no existan niños o niñas porque con la farmacología se puede ir hacia lo andrógino. Hay mucho interés en hacer negocio de todo esto. Se plantea, además, hacer robots de niños y niñas idénticas a los de verdad para venderlo como la solución para los pederastas. La sociedad prefiere vivir de espaldas a todo esto porque es una distopía, pero está aquí. Sobre todo esto la coeducación tiene mucho que decir», concluye la experta.