Acudir al cementerio el Día de la Madre para compartir un rato junto a un ser querido cuyos restos descansan allí terminó por convertirse en una situación de lo más desagradable, con un punto desgarrador incluso, para la familia Gornés.
El motivo, que uno de los dos nichos que esta familia posee en el Cementerio Municipal de Sant Lluís, en el que reposan dos de sus antepasados, fue revuelto, desapareciendo además su correspondiente lápida, sustituida por una lámina de poliestireno de color blanco, y la caja mortuoria.
La imagen ilustra el nicho que ha sido trastocado, en el centro, donde se aprecia la lámina de poliestireno de color blanco que se ha usado para reemplazar la lápida original de granito, y cuyo actual paradero se desconoce.
A tan triste y enojosa coyuntura, cabe añadir, denuncia la familia, que desde el Ayuntamiento, titular y responsable del camposanto, no se ha facilitado ni respuesta ni argumento sobre lo sucedido, lo que supondría una vulneración de sus derechos básicos, de ahí que hayan puesto el tema en manos de una abogada y decidido recurrir al amparo judicial.
La cronología de los hechos sitúa el día 4 de mayo como la génesis del conflicto, cuando una integrante de la familia Gornés, la hija de la difunta, acudió al cementerio santlluïser a visitar dicha tumba y advirtió que se había trastocado. La lápida no se encontraba allí, reemplazada por la citada lámina de poliestireno.
Al día siguiente, la nieta de la difunta se personó en el lugar para preguntar qué había ocurrido con el nicho, y según indican, la respuesta de un empleado fue que estaba vacío, a la que se replicó cuestionando quien había dado la orden de vaciarlo. La nueva contestación fue difusa; quizá los restos se habían trasladado a otro nicho o a una fosa común.
Dolida y no dando crédito, desde la familia Gornés se insistió en saber quién lo había ordenado, lo que el citado empleado zanjó expresando que él era un mandado y que las órdenes provenían del Ayuntamiento de Sant Lluís.
El martes 6, nueva visita de la familia al cementerio, la madre y su hijo esta vez, que sirvió para comprobar, además, y a través de un pequeño orificio que se había generado en la lámina de poliestireno, que la caja que reposaba dentro del nicho no se correspondía con el ataúd que ellos, hace una década, usaron para enterrar a su familiar.
El siguiente paso de la familia Gornés fue ir al Ayuntamiento de Sant Lluís a pedir explicaciones. Allí mantuvieron una conversación a tres bandas con la responsable del cementerio y el enterrador –con este, vía telefónica– en la que, detallan, recibieron versiones contradictorias de donde estaba la lápida, que tal vez estaría guardada, o tal vez rota por haberse caído...
Respecto a esta última aclaración, convenció poco a la familia Gornés, puesto que el peso de la pieza de granito habría dejado marca en el suelo de marés sobre el que yace la batería de nichos. Y en cambio la superficie se encontraba intacta.
Y de ser así, se cuestionan los Gornés, ¿tiran una lápida que no es suya? La contestación y trato recibidos del empleado, justificando que él era un «mandado», lo definen desde la familia afectada de inhumano y desalentador.
Más sorpresas
Al marchar, exigieron que no se tocara ni trastocara más el nicho, pero el día después, sorprendentemente este había sido sellado, observan, frente a lo que optaron por cursar la instancia correspondiente al Ayuntamiento para poder comprobar el libro de órdenes del cementerio, además de solicitar una reunión con la alcaldesa.
Eso ocurrió el pasado día 9 de mayo. Desde ese entonces, y aunque también se ha insistido por teléfono, la única explicación que se les traslada es que se trata de un problema que afecta a tres áreas diferentes del Ayuntamiento, lo que complicaría el poder concertar una reunión... Y la lápida, sigue sin aparecer.
2 comentarios
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Okupas de Tumbas..?? En serio..?? También..??
Es que ya hay ocupas hasta en las sepulturas y cementerios. Menuda decadencia. Menuda raza.