TESTIMONIO

El calvario de un médico jubilado: «He tenido que volver a trabajar porque me han okupado la casa»

Federico Álvarez no para de preguntarse qué ha podido hacer para merecer este «suplicio»

Federico Álvarez, afectado por la okupación de su vivienda en Menorca, este lunes en Palma | Foto: M. À. Cañellas

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Federico Álvarez siempre imaginó su nueva vida de jubilado como tranquila y feliz. Médico durante toda su vida -ha trabajado en los hospitales de Son Dureta y Manacor- a sus 78 años sin embargo vive un calvario. Recibió en herencia una vivienda en el término municipal de Sant Lluís (Menorca); una propiedad legada por sus padres y que en julio del año pasado fue okupada. «Es injusto que no podamos hacer nada por recuperar la casa que mi padre sudó para poder dejar a sus hijos», explica el hematólogo a este diario.

Impotencia

En la actualidad está pendiente del juicio, aunque lamenta que la justicia «vaya tan lenta» con un tema que afecta cada vez a más gente y por el que los políticos no «hacen nada para remediarlo, a diferencia de otros países» —menciona a Italia—.

Federico afirma que lleva mucho tiempo sin conciliar el sueño. «La cabeza no para de darme vueltas y cuando consigo dormirme, me suena el despartador». Se pregunta por qué se ha llegado a esta situación y qué ha podido hacer él y otras personas que están sufriendo el mismo conflicto para merecer este «suplicio».

Pero el problema no termina con la okupación de la vivienda. Es solo el principio del calvario. Y es que las facturas del agua y de la luz se han disparado. En el primer trimestre de este año, Federico Álvarez ha tenido que afrontar la suma de 1.350 euros en la del agua, unas 45 veces más lo que él acostumbraba a pagar. «Es inaceptable, he tenido que volver a trabajar porque no sé cómo va a terminar esto». Además, se queja de que si corta los suministros a los moradores, lo pueden denunciar por coacciones.

Tabla con las últimas facturas del agua a las que ha tenido que hacer frente.

El médico ha intentado poner el caso en manos del Ajuntament de Sant Lluís y el pasado mes de febrero remitió un escrito al consistorio, aunque no ha recibido respuesta alguna. También hizo lo propio con el gerente de Aigües Sant Lluís, por el «hiperconsumo irresponsable de agua por quienes okupan ilegalmente el apartamento». En este caso, sí recibió una llamada para solidarizarse con su caso y dar conocimiento de ello al juzgado de guardia.

Federico aún aguarda el corte de suministro, que al igual que el juicio, todavía no ha llegado. «Si todo sigue así, el municipio de Sant Lluís se quedará sin agua y yo con los bolsillos vacíos», alerta ante la escasez de agua que sufre Menorca.

Su abogado hace lo que puede, «que no es mucho». Incluso tuvo un acercamiento con los okupas, pero estos hicieron una propuesta económica para abandonar el inmueble, cosa a la que Federico Álvarez y sus hermanas se negaron tajantemente. «No voy a pagar por echarlos de mi propia casa, me niego. Yo confío en los jueces, aunque hay muchas denuncias y están saturados», comenta.

Por eso, reitera su decepción con las autoridades de este país, que según su opinión, podrían hacer más por atajar un problema que está cada vez más a la orden del día. «Tengo los oídos llenos de escuchar a ciertos políticos decir que están para mejorar la vida de las personas y no lo hacen. Esto es una pesadumbre» , concluye.