¿Cuáles son los objetivos de la fundación?
—Como fundación, tenemos una misión y ésta la protección del mar y de la ribera, en sus vertientes medioambiental y cultural. No somos activistas, sino científicos que proponen soluciones basadas en la naturaleza que intentan mitigar el efecto de la acción humana sobre el mar.
¿Qué proyectos tienen en marcha?
—En líneas generales, un estudio sobre el efecto del deporte náutico sobre la oxigenación y la calidad del agua de las lagunas y los sistemas de canales de Alcúdia, la instalación de arrecifes artificiales de materiales disgregables para restaurar hábitats marinos, un sistema más eficiente de plantación de posidonia que ya ha sido patentado, la restauración de ecosistemas marinos degradados en entornos portuarios, el muestreo y la recopilación de datos físico-químicos, contaminantes emergentes y biodiversidad para la toma de decisiones de administraciones y empresas, un proyecto de promoción del bienestar emocional en un entorno marino, y un estudio de composición nutricional de especies para promocionar las de más alto valor en este sentido.
¿En qué consiste el proyecto de plantación de posidonia?
—Con dos buceadores, hemos fijado 60 plantas de posidonia en una hora. Anteriormente, esta labor llevaba cinco días.
¿Cómo se consigue la financiación para sus proyectos?
—Hemos movilizado más de un millón de euros a través de fondos europeos y capital privado, incluyendo recursos propios.
¿Cómo definiría la calidad del agua del mar en Balears?
—En general, la calidad del agua es buena. Hay que considerar el mar como parte del territorio y, siendo islas, en Balears hay una mayor sensibilización respecto a la conservación del mar. Ello se refleja en una normativa de protección más avanzada respecto a otras comunidades. Ahora bien, sufrimos los mismos problemas que el resto del Mediterráneo: la edificación de la costa y el calentamiento del mar. Evidentemente, el calentamiento no depende tanto de una legislación balear como de la acción global. La ONU establece como objetivo un 30 % de protección de los océanos en 2030. No me parece suficiente, aunque más vale ese 30 % que nada.
¿Qué hacemos con la presión turística?
—Hay que educar al visitante en la conciencia de que si quiere seguir disfrutando de nuestro mar, tiene que contribuir a cuidarlo.
Pues no hace mucho se planteaba la creación de un circuito de motos acuáticas.
—Las motos acuáticas generan contaminación en forma de derrames de fuel y una grave contaminación acústica que altera el comportamiento de las especies y, en concreto, la reproducción de los peces.
¿No hay últimamente un ‘boom’ de fundaciones ambientales?
—Diría que no hay ninguna imprescindible, pero todas son necesarias. No sé si hablaría de un boom. En Mallorca hay muchas asociaciones, pero pocas fundaciones y, entre éstas, las ambientales son las menos. En cualquier caso, las fundaciones ambientales están lanzando mensajes y contribuyen a la concienciación, además de convertirse en interlocutores perfectamente válidos para las administraciones. Cada una desde su visión, las fundaciones divulgamos, también entre la población escolar, y ya se sabe que sólo se ama lo que se conoce.
¿Cómo valoraría la implicación del sector hotelero en la conservación marina y costera?
—El sector hotelero debería proteger a la gallina de los huevos de oro. En este sentido, las administraciones públicas han empezado a escuchar la ciencia, pero a las empresas les cuesta más, tal vez porque la ciencia va a un paso lento y los ritmos empresariales son mucho mayores.
¿Cómo va a afectar el cambio climático a nuestro mar?
—Creo que la mayor amenaza, y lo he comentado antes, es el calentamiento. El cambio climático es una evidencia y el calentamiento del mar propiciará una mejor adaptación de las especies invasoras. Pasado un punto de inflexión, el cambio climático será exponencial, pero podemos revertir la situación si nos ponemos todos a ello con concienciación, trabajo y rigor.
Pero existe el negacionismo, que se expande con mucha mayor rapidez que el mensaje científico.
—El negacionismo, entendido como oposición a cualquier transformación profunda, ha existido siempre en la historia de la humanidad. Soy optimista.
2 comentarios
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Si no tenguessim polítics defensant els interessos dels constructors i que no anassin en contra dels residents, la situació seria una altra. Desgraciadament tenim tot lo contrari
SI... casi todas (por dejar pie a la duda razonable) son completamente innecesarias y simples entes de colocacion y sangrado de los presupuestos publicos de ayudas... como la "ecotasa" que no saben en que gastarla