MOVILIDAD

La crispación por el colapso diario del tráfico en Palma aumenta la siniestralidad

Los expertos alertan de que el estrés por los atascos en la vía de cintura, las autopistas y los accesos incide en los accidentes

La vía de cintura de Palma durante el pasado viernes, durante uno de sus habituales atascos. | Alejandro Sepúlveda

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«Hay atascos como nunca se ha visto en Palma. Y sobre todo en la vía de cintura y en los accesos a la capital». Mandos policiales de la Guardia Civil de Tráfico y del cuartel de San Fernando y técnicos en Movilidad consultados por Ultima Hora han alertado de que el parque móvil está aumentado a un ritmo frenético en la Isla y que las consecuencias se traducen en vías completamente colapsadas en horas punta, mayor crispación de los conductores y más siniestralidad.

La radiografía actual es, según los expertos, inquietante: «Nada indica que la situación vaya a mejorar. Al contrario, cada vez hay más coches y eso implica una saturación mayor de una red viaria que se ha quedado anticuada. Sin una respuesta rápida y decidida, este panorama solo puede ir a peor», indica un veterano de la Guardia Civil de Tráfico, que vaticina «un verano de récord de congestiones en las carreteras».

El Consell, por su parte, ha elaborado un estudio que refuerza la idea de que la vía de cintura es el epicentro de los atascos en la Isla. Solo en el tramo comprendido frente al polideportivo de Son Hugo, en dirección a la rotonda de Can Blau, se registraron en 2023 picos de hasta 183.317 vehículos al día. «Es una auténtica barbaridad porque esas vías no pueden soportar tal impacto de circulación. Es lógico que se registren colapsos por la mañana y por la tarde», indicó un funcionario experto en movilidad.

No se trata de un dato aislado. En el estudio de la Intensitat Mitjana Diaria de Vehicles (IMD), otros puntos de la vía de cintura acumulan cifras espectaculares, como dos tramos finales, en dirección a la autopista del aeropuerto, con 155.714 y 153.153 coches al día, o los 166.506 a la altura de la salida de Son Espases y la carretera de Valldemossa o los 146.032 del desvío de Son Rapinya.

«Lo peor es que se trata de estadísticas de hace un año y medio y en este tiempo ha aumentado entre un 4 y un 6%», añadió la misma fuente. Así las cosas, no se descarta que ya en estos momentos los 183.317 vehículos récord frente a Son Hugo sean, en realidad, casi 200.000.

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Esos datos contrastan con otros como, por ejemplo, que un tramo de la vía Llubí-Búger registra solo diez trayectos diarios. Este aumento vertiginoso de los vehículos que entran o salen de Palma tiene otra consecuencia: la siniestralidad también está subiendo. Se trata, en la mayoría de los casos, de choques por alcance, leves, y que se suelen saldar con daños materiales escasos, pero que ayudan a colapsar unas carreteras ya de por sí saturadas.

Pero también se da un fenómeno curioso: «Antes, cuando veías colas o retenciones kilométricas sabías que se había producido un accidente grave. Ahora, en muchos casos, no ha ocurrido absolutamente nada», apunta un mando de la Agrupación de Tráfico.

Sobre las causas de esta problemática, los expertos se ponen de acuerdo en que son varias. Por un lado, hay una inmensa flota de coches de alquiler y también numerosos extranjeros que han traídos sus coches a la Isla. También muchos residentes se han marchado a vivir a la periferia palmesana (Llucmajor, Consell, Marratxí o Santa Maria, entre otras localidades) porque allí los precios son más asequibles, pero el problema es que trabajan en Palma, por lo que tienen que entrar y salir a diario de la capital.

Ese fenómeno, tan ligado a la emergencia habitacional, complica muchísimo los accesos y salidas. Pero hay más motivos: ahora, en las familias de cuatro o cinco miembros es normal que haya tres o cuatro coches, algo que antes no pasaba. Los polígonos, en especial el de Son Castelló a la altura de la rotonda de la carretera de Sóller, es otro de los puntos negros, pero no el único.

Can Valero o Son Valentí se convierten, en según qué horas, en auténticas ratoneras. «Las nuevas tecnologías no fallan y es sencillo comprobar a través del teléfono móvil, a diario, que la vía de cintura está casi siempre en color rojo. Es decir, que el mapa de internet lo da como colapsado», explica un responsable del cuartel de San Fernando.