PRIMERA PERSONA

«He encontrado a mis enfermeras de Son Dureta 70 años después»

Un reportaje en ‘Ultima Hora’ permite a Gabriel Jaume conectar con sus cuidadoras

Antònia Buades, Gabriel Jaume y Aina Maria Llinás hace unos días en su reencuentro.

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Un reportaje en Ultima Hora le ha devuelto el contacto con dos de las personas más importantes de su vida. Casi 70 años después de permanecer meses ingresado en Son Dureta bajo los cuidados de Antònia Buades y Aina Maria Llinás, dos de las primeras enfermeras del antiguo hospital palmesano, hoy Gabriel Jaume Mayol dice que siempre nos agradecerá este reencuentro. «No había vuelto a saber nada de ellas hasta ahora», explica.

«Cuando vi a Antoñita y a Aina Maria en el reportaje no dude en ponerme en contacto con vosotros para poder localizarlas. Eran mis preferidas y cuidaron de mi durante los nueve meses que estuve ingresado en Son Dureta», relata.

Confiesa que en aquellos tiempos el contacto entre las enfermeras y los pacientes «era diferente, mucho más cercano, teníamos largas conversaciones durante las curas, y después de tanto tiempo, eran como parte de la familia».

Gabriel Jaume tuvo un grave accidente a los 18 años de edad, le pasó por encima de las piernas un autobús que salía de Plaza Weyler en dirección a La Vileta, dónde residía. «Cogí en marcha el autobús, resbalé, solté las manos, me caí y me pasaron por encima las ruedas de atrás. Estoy vivo de milagro», cuenta.

Un final inesperado

Durante toda su estancia en Son Dureta, tanto los médicos como las enfermeras que día tras día le hacían las curas, intentaron salvarle la pierna pero, tras abandonar el hospital a los 9 meses, «era el tiempo máximo de ingreso permitido» y ser ingresado en la Clínica Mare Nostrum, tuvo que ser amputado y permanecer otros tres meses más de ingreso.

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«Pasó justo un año, un 20 de octubre tuve el accidente y el 20 de octubre del año siguiente me desperté amputado», relata.

Lejos de hundirse, Gabriel Jaume cuenta que se adaptó a su nueva situación y su juventud y entusiasmo le llevó a acompañar y motivar a numerosas personas que han pasado por lo mismo.

Ni Antònia ni Aina Maria supieron el desenlace, se enteraron hace unos días, siete décadas después, que ‘Biel’ había perdido su pierna.

«Me reconocieron enseguida, se acordaban de mi caso y de mis compañeros de habitación, Pepe y Juan, que también pasaron meses ingresados, uno por quemaduras y el otro por un apendicitis grave. Y los tres tuvimos que irnos sin estar curados», expresa.

Tras compartir recuerdos y anécdotas entre los tres «hemos quedado en volvernos a ver».

Valora, asimismo, el proyecto de reconversión que se está ejecutando en Son Dureta y se pregunta si se mantendrán aquellas terrazas a las que él y sus compañeros de habitación se asomaban para ver salir a las enfermeras, vestidas de calle, en cada cambio de turno «nos hacía mucha ilusión», concluye.