¿Qué recorrido ha tenido la app para daltónicos?
—El proyecto está desarrollado y probado, pero aún no lo he publicado en ninguna plataforma. De momento está diseñada para android y la idea es pasarlo a un entorno para ejecutar también en iphone. La he probado yo mismo y con muchos conocidos y funciona.
¿Usted es daltónico? ¿De ahí vino la idea?
—Sí. Soy daltónico. Me diagnosticaron con unos 11 años o menos. Tengo Protanotipia que es el tipo que se caracteriza por la dificultad de distinguir las tonalidades rojas. Es un tema que me interesa y vi la oportunidad de hacer mi trabajo de fin de grado sobre el daltonismo.
El daltonismo es un trastorno de origen genético. ¿Tiene antecedentes?
—Sí, pero no lo sabía cuando me diagnosticaron. Yo sospechaba que pasaba algo y al ir al oculista me hicieron el test. Luego supe que mi abuelo también lo era. Sé que la app funciona y no solo conmigo. Amigos que tenían sospechas han confirmado que también eran daltónicos. Me sorprende porque he encontrado mucha gente a la que le ocurre lo mismo.
¿Es una enfermedad invisible?
—Creo que sí, porque no se habla mucho de ella. He encontrado mucha gente que no distingue algunas tonalidades, pero no saben que son daltónicos.
¿Cómo funciona su app?
—La primera vez que la usas te hace un test que te indica si eres daltónico o no y puede determinar el tipo de daltonismo. Abre la cámara del móvil y te resalta los colores de que quieres ver en tiempo real para poder diferenciarlos. Yo, por ejemplo, que no veo bien los rojos y puedo confundir un granate con un marrón, con la aplicación los diferencio.
Los expertos dan un ejemplo muy práctico. ¿Sería capaz de emparejar calcetines rojos y verdes mezclados en un cesto?
—Depende del grado y del tipo de daltonismo. Yo tengo dificultades, pero por ejemplo creo que soy capaz de diferenciar un rojo intenso de un verde intenso, aunque no los vea igual que todo el mundo.
¿Qué dificultades encuentra una persona daltónica en un mundo digital centrado en la imagen?
—Hay muchas páginas web que no están adaptadas y eso es un problema, aunque hoy en día lo bueno es que ya, tanto el móvil como los sistemas operativos, tienen herramientas propias que pueden ayudarte a cambiar los tonos. Pero no funciona en todo los casos. De ahí es de donde surgió la idea de hacer el trabajo de fin de grado. Hay otras apps de asistencia para daltónicos, pero la mayoría lo que hacen es cambiar toda la paleta de colores y eso en algunos casos genera más confusión. Lo que hago yo es destacar el color para cada caso específico.
¿Cómo ve el mundo una persona daltónica? Imagino que es difícil explicarlo porque no ves lo que ven los demás.
—En mi cabeza existían todos los colores, pero de vez en cuando estaba dibujando y alguien me decía que estaba coloreando un árbol de rojo. Para mi era normal, lo que me extrañaba era que me corrigiesen.
¿Y los semáforos? El rojo y el verde se usan como colores universales para indicar peligro o viabilidad...
—Sí, pero desde que nacemos los daltónicos nos guiamos por otras pistas que hay alrededor del color, por el contexto. Te acostumbras a fijarte más en otras cosas como la posición en el caso de los semáforos.
¿El mundo podría estar más adaptado a los daltónicos? ¿Se ha planteado asesorar en el desarrollo de páginas web?
—Es un tema que siempre me ha interesado y la accesibilidad de personas con discapacidades tanto visuales como motoras me llamaba la atención en la carrera, pero finalmente trabajo en otra vía y en estos momentos no me planteo cambiar.
¿Cómo se maneja en redes como Instagram, donde la imagen pesa tanto?
—Para un daltónico subir una foto puede ser un momento complicado. En mi caso intento no hacer combinaciones de colores muy arriesgadas. Elijo colores más neutrales.
¿Cuando juega a un videojuego, le es más difícil ganar o avanzar?
—La verdad es que hay bastantes opciones de funciones que permiten adaptar los colores en la pantalla y se agradece. Los no daltónicos no le dan importancia, pero por ejemplo es frecuente que un interruptor tenga una luz roja cuando está inactivo y verde cuando está activo. Esos colores son los que más nos cuesta distinguir. Ahora cada vez más se incorporan otros indicadores como un círculo sobre el verde o una raya sobre el rojo. Un juego adaptado por ejemplo es el Fortnite. Hubo una época en la que todo el mundo lo jugaba y me sorprendió que tiene la paleta de colores adaptada para cada tipo de daltonismo. Puedes seleccionarlo en función a lo que ves mejor.
¿Tiene implicaciones a nivel académico?
—A mí personalmente no me ha afectado. Sí que es verdad que mis profesores de plástica lo tenían en cuenta a la hora de las notas. Tenía dificultades para pintar la rueda de colores y las transiciones.
Es un trastorno que sufren más los hombres que las mujeres. Habla de que ha encontrado otros daltónicos en su entorno, ¿también daltónicas?
—No, la verdad es que no conozco a ninguna. Daltónicos encuentro más de los que esperaba, en mi oficina, de unos 30 trabajadores, somos cinco. Trabajo de informático en la Mutua Balear y mi trabajo no tiene nada que ver con el daltonismo, pero a veces me preguntan cosas para hacer la web más accesible cuando hay un desarrollo nuevo.
Hace unos años el programa ‘El Hormiguero’ viralizó unas gafas para daltónicos. ¿Las ha probado?
—No. Las conozco pero no las he probado, primero porque son muy caras. Además, pueden funcionar bien y ayudarte a distinguir colores, pero no conseguirás una visión normal y su eficacia depende mucho del entorno donde se usan. Cuestan entre 100 y 200 dólares dependiendo del modelo.
Si alguien está leyendo esta entrevista y tiene sospechas, ¿qué debería hacer?
—Recomendaría que se hagan la prueba, para conocerse más. Los daltónicos vemos el mundo de forma diferente pero es importante que sepan que no están solos y que ahora mismo hay muchas herramientas que permiten hacer una vida medianamente normal. No es un impedimento en el día a día.
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Enhorabuena.