Incertidumbre para el proyecto de la nueva Universitat de Mallorca

Un borrador de decreto del Gobierno central establece nuevas condiciones y exigencias

Diego González, fundador y presidente del Patronato de la Escuela Universitaria Adema, e impulsor del proyecto de la Universitat de Mallorca, en las instalaciones de Bellas Artes. | T. AYUGA

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Diego González, fundador y presidente del Patronato de la Escuela Universitaria Adema, ha criticado «la incertidumbre en la que nos ha dejado el Gobierno central en nuestro proyecto de la nueva Universitat de Mallorca con su borrador de decreto de regulación universitaria».

Adema, adscrita actualmente a la UIB, tiene la aspiración de convertirse en una universidad privada propia y, en este sentido, presentó su solicitud hace un año y medio.

González explica que «la Conferencia estatal de Política Universitaria pidió el informe preceptivo, pero no vinculante, de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, Aneca, que lo tiene finalizado desde junio del año pasado, pero no lo ha elevado a la conferencia y desconocemos su contenido. Mientras tanto, el Gobierno central ha presentado el borrador del decreto, con nuevas exigencias y requisitos, cuando nosotros presentamos nuestra solicitud en el marco del decreto ahora vigente, que data de 2021, y nos ajustamos a sus condiciones».

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El presidente de Adema señala que «no sólo presentamos nuestra solicitud en el marco del decreto vigente, sino que, en base a la Ley de Procedimiento Administrativo, si no se emite un informe preceptivo no vinculante en tres meses más otros tres de prórroga, su obligatoriedad decae. En esta situación, nos hemos enterado por la prensa del cambio de criterios del borrador del nuevo decreto y no sabemos si obligaría a su cumplimiento a los proyectos que ya estamos en trámite, que en total somos diez en toda España. Queremos claridad, pues ya estamos un poco cansados de la incertidumbre y de la inseguridad jurídica que este escenario genera. Sabemos que estos procesos son largos y tediosos, pero no podemos estar pendientes de cambios de normativa actuales o futuros cuando ya hemos cumplido lo que se nos exigía».

González añade que «en cualquier caso, no tenemos ningún miedo a enfrentarnos a los controles de calidad, tanto de nuestro proyecto universitario general como de las titulaciones concretas, y de cumplir en tiempo y forma en profesorado, ratios, instalaciones y prácticas. Mientras tanto, no se nos da ninguna explicación ni se nos otorga ningún trámite de audiencia a los proyectos afectados. Lo ideal sería que nos atendieran».

Uno de los nuevos requisitos para los proyectos universitarios es el mínimo de 4.500 alumnos. La Universitat de Mallorca prevé, inicialmente, 3.500. En esta cuestión, Diego González indica que «se debería aplicar una cuestión de escala. No es lo mismo presentar un proyecto universitario en Madrid, Cataluña o Andalucía que hacerlo en Baleares. Esperamos que prevalezca un sentido de escala proporcionada a la población de cada comunidad».