Mercado negro y empresas de reciclaje, destinos del cobre robado en Mallorca

Empresas especializadas, otras de mantenimiento de alumbrado, obras, infraestructuras públicas e incluso fincas particulares son objetivo de los ladrones de este valioso metal

Imagen de una cámara de seguridad en un dispositivo contra el robo de cobre en Mallorca | Foto: Policía Nacional

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Convertido en artículo casi de lujo y cotizado por su atractivo precio, el cobre es objeto de deseo de ladrones y personas que buscan hacer negocio por la vía rápida. Sin escrúpulos ni pensando en las posibles consecuencias para la ciudadanía que los hurtos puedan tener, como el último episodio vivido en la Península con la red ferroviarias y otros anteriores en idéntico escenario.

Mallorca -al igual que otras islas, especialmente Ibiza- no se libra de esta 'moda', espoleada por el precio en el mercado de este metal, cuya importancia en la red eléctrica y demás instalaciones a infraestructuras como las de comunicaciones, lo que eleva su cotización. Este lunes, por ejemplo, su precio oficial supera los siete euros el kilo. El mercado negro, por un lado, y las empresas dedicadas al reciclaje, que extreman las medidas a la hora de conocer la procedencia del material recibido, son los principales escenarios en los que se maneja la compra y venta de este preciado metal en la Isla.

En Mallorca, se han vivido episodios de todo tipo, siendo la venta ilegal de este elemento el principal argumento de los autores de estos robos, como el que sufrió una empresa de Binissalem en 2011, de donde se sustrajeron hasta 40 toneladas de cobre. Negocios dedicados al mantenimiento del alumbrado e insfraestructuras públicas son otros de los objetivos, de la misma manera que polígonos industriales u obras, donde el material está más en exposición y parece más fácil de arrebatar.

Incluso en escenarios como las antiguas canteras de Establiments, en la carretera de Puigpunyent, llegó a incautarse un espectacular alijo de este valioso metal. Allí, se quemaba para separar el cobre en sí del plástico protector, para facilitar su venta y borrar su origen para no exponerse ante la autoridad.

Apagones

Más llamativos son episodios de robos en farolas o arquetas de Palma, e incluso en paseos y vías públicas de otros rincones de Mallorca, como la de la Costa de la Calma (Calvià) o el sufrido en la carretera de Llucmajor, dejando a oscuras la vía en su momento o en otros municipios como Marratxí, además de en fincas particulares de la Part Forana, algunas de ellas en construcción o usadas como almacén improvisado.

Más reciente, de hace justamente un año, es un suceso que dejó, nada menos que a seis barriadas de Palma sin suministro eléctrico, a consecuencia del robo de cobre perpetrado por una pareja en la capital mallorquina, sin calcular los efectos que tendría para el devenir de los residentes, víctimas involuntarias de esta fiebre por amontonar metros y kilos de un metal convertido en moneda de cambio y en aliciente para los ladrones.

A escala nacional, las interrupciones como las del final del puente del 1 de mayo en la Península, u otras en la red ferroviaria catalanas y en diferentes escenarios del país responden al mismo perfil: buscar grandes cantidades de este preciado material conductor. El robo de cobre, especialmente de infraestructuras como líneas eléctricas o ferroviarias, puede conllevar penas de prisión que oscilan entre los dos y los cinco años. En algunos casos, la condena puede ser más alta, como en el supuesto de robos continuados o con fuerza agravada