Los niños que viven en la part forana de Mallorca consumen con más frecuencia alimentos azucarados, como dulces, bollería industrial, zumos envasados y refrescos. Concretamente, los niños de entre 5 y 6 años de áreas rurales comen más dulces que los de áreas urbanas (24,6 frente a 19,2 veces al mes). A los 12 años, también ingieren más bollería y patatas fritas.
Así se desprende de un estudio realizado por un equipo de investigadoras de la Escuela Universitaria ADEMA, en el marco del Observatorio de Salud Bucodental y Hábitos Nutricionales, que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Children.
El estudio liderado por la profesora Daniela Vallejos y cuya investigadora principal es la doctora Nora López-Safont, ha analizado los hábitos nutricionales de más de 700 escolares de Mallorca entre 5 y 15 años, de 28 centros educativos, seleccionados mediante un muestreo aleatorio por conglomerados estratificados, siguiendo el método Pathfinder recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las conclusiones de la investigación señalan además que los adolescentes de 15 años de escuelas públicas consumen más embutidos, zumos industriales y patatas fritas que los de centros privados o concertados (26,9 frente a 18,3 veces al mes).
En opinión de las investigadoras, «estas diferencias se asocian más a factores sociales, económicos y educativos».
En este sentido, el estudio revela también que los hijos de madres con menor nivel educativo son menos propensos a realizar las tres comidas principales del día, especialmente la cena.
A los 15 años, solo el 75% de los hijos de madres con educación primaria cenan a diario, frente al 98% de los hijos de madres con estudios superiores. A juicio de las investigadoras, «estas irregularidades alimentarias pueden estar vinculadas a un mayor riesgo de caries, ya que se ha demostrado que saltarse comidas influye en la salud oral».
Por otro lado, las investigadoras de ADEMA han explicado que el exceso de azúcar sigue siendo uno de los principales factores de riesgo de la caries dental.
Según los datos del estudio, los escolares que consumen dulces con más frecuencia presentan una probabilidad significativamente mayor de tener caries en los dientes permanentes. Por el contrario, no se encontraron asociaciones significativas con el consumo de refrescos o zumos, probablemente porque estos se consumen junto a comidas principales, mientras que los dulces se toman entre horas, prolongando la exposición al azúcar, han detallado.
También, se ha observado una mejor salud bucodental en los niños que realizan todas las comidas del día, especialmente el desayuno y la cena. «Saltarse estas comidas, se ha relacionado con una mayor presencia de caries», han afirmado.
Por ello, las investigadoras recomiendan reforzar la educación alimentaria y bucodental desde la infancia, y tener en cuenta el contexto socioeducativo de cada grupo al diseñar intervenciones preventivas.
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