Los datos del Coiba reflejan que desde 2020, año tras año, son más las enfermeras que se van que las que llegan a Baleares.
En 2020, se colegiaron en las Islas 192 enfermeras y se dieron de baja 238 (-46). En el 21, los datos empeoran con 170 altas y 296 bajas (-126). En 2022, son 191 altas y 241 bajas (-50). Cifras similares a las de 2023, con 247 nuevas colegiaciones y 303 bajas (-56). El año pasado, con 300 altas y 251 bajas, el cómputo negativo quedó en 49. Y en lo que va de año, hasta principios de abril, han registrado 80 altas y 61 bajas.
Respecto a los motivos de pérdida de atractivo de esta comunidad para un colectivo que históricamente nos elegía como destino, la presidenta del colegio, María José Sastre, explica que se suman varios factores. «Tenemos un déficit importante de enfermeras y una de las ratio más bajas de España, generándose una sobrecarga laboral y un contexto en el que no puedes ofrecer la calidad y la seguridad adecuada a los ciudadanos», explica.
La situación «se agrava por los problemas de acceso a la vivienda, los precios de los alquileres y las condiciones de vida», añade.
Pero insiste, que lo que más valoran las profesionales a la hora de elegir un destino es «la estabilidad laboral». Contratos de larga duración, con buenas condiciones laborales y profesionales. «Somos una comunidad que siempre ha atraído talento de otras comunidades porque había trabajo, pero ahora en el resto de comunidades también hay oferta y no tienen estos problemas, por lo que hay que ofrecer contratos muy atractivos».
Sastre, que valora positivamente la iniciativa de captación iniciada por el IB-Salut, señala además, que es importante no dejar escapar a las que se han especializado aquí «que la gran inversión hecha en su formación retorne a los ciudadanos».
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