Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tratado de comprender y predecir el tiempo atmosférico por una cuestión de supervivencia. En sus inicios el conocimiento de esta ciencia estaba plagado de creencias sobrenaturales y asociado al movimiento de los astros. La primera aproximación científica la realizan los griegos. Debemos a Aristóteles el término ‘Meteorología’. Desde entonces hasta ahora la ciencia que mide y predice los fenómenos atmosféricos ha evolucionado de la mano del conocimiento y del desarrollo tecnológico.
El termómetro, el barómetro y el anenómetro marcaron un antes y un después en la recogida de datos y ya en los años 50 los primeros ordenadores permitieron la ‘predicción numérica’ con tiempos de anticipación impensables hasta entonces. El lanzamiento de satélites artificiales y otras tecnologías como los radares han aumentado exponencialmente en los últimos dos siglos el número de datos que se recogen.
Actualmente se usan modelos numéricos ejecutados por potentes ordenadores a partir de la observación de esos datos. Los tiempos de respuesta ante fenómenos meteorológicos adversos se recortan cada vez más, pero catástrofes como la de la DANA de Valencia nos enseñan que aún queda mucho camino por recorrer. ¿Hasta dónde podremos mejorarlos? La Inteligencia Artificial es la clave y los científicos de Baleares ya han empezado a entrenarla.
Joan Estrany, director del Observatorio de Riesgos Naturales de Baleares (RiscBal), explica cómo la IA «mejorará la fiabilidad y la predicción a medio y corto plazo». Baleares, es por su geografía y oreografía, especialmente vulnerable a las inundaciones y la vulnerabilidad frente a los riesgos es cada vez más cambiante debido al cambio climático. «La recurrencia es mucho mayor y los mapas de riesgos hay que revisarlos para mejorar la capacidad de respuesta», avisa el experto.
La Universitat de les Illes Balears (UIB) lleva años investigando y desarrollando sistemas de alerta temprana para riesgos naturales a partir de la gestión inteligente del territorio. RiscBal ha creado una aplicación para dispositivos móviles que informa en tiempo real de este tipo de sucesos adversos que los ciudadanos.
Mejorar la capacidad de respuesta y la resiliencia territorial son los dos grandes objetivos de nuestros científicos. Existe un consenso general sobre la conveniencia de mejorar las predicciones para evacuar a la población a tiempo en caso de catástrofe, pero no tanto sobre la necesidad de impulsar cambios en el territorio que nos hagan menos vulnerables.
«Es lo que llamamos análisis de vulnerabillidad frente a un riesgo, un riesgo que ahora mismo es cambiante. Hay que revisar los mapas de riesgos y evitar construir en según que zonas. Es difícil deconstruir lo que ya está construido, pero hay que crear una cultura del riesgo, conseguir que la sociedad balear sea consciente del lugar donde vive y eso no es sinónimo de crear pánico. Igual que alguien que vive junto a un acantilado sabe que le puede caer una roca, si vives al lado de un torrente debes ser consciente de que se puede desbordar y si vives al lado de un bosque saber que se puede quemar. Hay que tomar conciencia, autoprotegerse y saber qué acciones emprender en caso de un fenómeno adverso. Las instituciones hemos de ser capaces de proporcionar sistemas de alerta temprana y avisar, pero si uno no es consciente de dónde vive, por mucho que le avisen, desoirá esos avisos», advierte el experto. ¿Irían a mover su coche para que no se lo lleve el agua sin pensar si ponen con ello su vida en peligro? Si la respuesta es afirmativa, ustedes podrían estar muertos.
¿Cómo se predicen las inundaciones en Baleares y qué papel juega la inteligencia artificial este proceso? «En este momento disponemos de datos en tiempo real de caudales, trabajamos con lo que está ocurriendo in situ gracias a la monitorización continua de todos los cauces, aunque es cierto que siempre puede haber incertidumbres, como que el sistema de telecomunicación pueda fallar. No es infalible, pero asegura recibir los datos de muchísimas estaciones. Por ejemplo en el Torrent Gros de Palma hay 13 o 14 estaciones. En Valencia los caudalímetros no fueron capaces de dar los valores reales de lo que ocurría en el barranco del Poyo, pero a diferencia de ellos, nosotros tenemos todos los afluentes controlados en el llano de Palma. Nos podemos equivocar, pero es más difícil que ocurra», dice el director del observatorio.
«Añadir la Inteligencia Artificial a esta red de sensores permitirá en los próximos años ganar fiabilidad y mejorar el tiempo de respuesta, avisar, no con los datos en tiempo real, media hora antes de que llegue el agua, sino con horas de antelación. En eso la IA tiene un papel muy importante», añade
Es algo que cobra especial relevancia en Baleares por sus características geográficas y territoriales. «Es un territorio con una gran densidad de población que ocupa zonas de riesgo, ya sea por inundación, incendios o movimientos gravitacionales y costeros, lo que nos hace muy vulnerables», reflexiona Joan Estrany.
La orografía tampoco ayuda. «Tenemos un territorio pequeño con cuencas muy pequeñas de muy corto recorrido, lo que hace que ante cualquier precipitación intensa la respuesta del cauce sea muy rápida. No nos da dos o tres horas como en Valencia. En Baleares los tiempos de respuesta son inferiores a la hora en todos los casos y en algunos puntos concretos las respuestas son de 20 minutos o incluso menos. Lo vimos en Es Mercadal el pasado mes de agosto y hace unos años en Sant Llorenç», dice el experto.
La aplicación de la IA a la predicción de catástrofes naturales en Baleares no es algo inmediato. «Como todas las cosas tiene una trayectoria y un recorrido experimental, no consiste en decirle a Chatgpt que me haga una previsión. Se emplean algoritmos que permiten hacer las predicciones y para esto previamente hay que dar datos. La IA requiere de un proceso de aprendizaje y hay que ser capaz de programarla. Eso es algo que estamos empezando a hacer el el Observatorio de Riesgos Naturales», relata Joan Estrany.
La catástrofe que se vivió en Sant Llorenç en el año 2018, cuando una una torrentada se cobró 13 vidas fue un punto de inflexión en la predicción de fenómenos adversos en Baleares. «Supuso un antes y un después desde muchas perspectivas. El hecho de que se creará el RiscBal es una muestra de ello. Pero el observatorio acumula la experiencia de los investigadores que llevamos 25 años trabajando en esto. Como todo, la investigación se acelera cuando se invierte en ella», reflexiona el director del observatorio.
4 comentarios
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Menos cuando pille a los que mandan de cena romántica o de opos en París...
Esperem que no mos posin a un extorero de cap d'emergències com va fer el ppvox al País Valencià
Y los ruidos, grafitis, suciedad, e incivismo también?
Hasta que se va la luz