Apagón eléctrico en España

Apagón histórico: El día que la Península se quedó a oscuras

La autonomía energética salvó a Baleares del corte eléctrico, aunque la caída de redes afectó a miles de usuarios durante horas

Usuarios abandonan el metro de Madrid tras el apagón. | EFE / Mariscal

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Esta semana, España vivió una situación insólita: un apagón eléctrico masivo dejó sin suministro a toda la Península durante varias horas. La interrupción, cuya causa inicial fue desconocida, afectó al transporte, las comunicaciones, la actividad económica y el día a día de millones de ciudadanos. Las imágenes de ciudades enteras sin luz y de personas celebrando el regreso del suministro como si se tratara del fin de una guerra energética coparon los medios nacionales.

En medio de ese escenario caótico, Baleares logró mantenerse al margen del apagón gracias a su modelo de autonomía energética. Los expertos han destacado que la capacidad de las Islas para abastecerse de forma independiente fue clave para evitar una crisis local. Sin embargo, también advierten que este sistema tiene fecha de caducidad y que no se puede bajar la guardia en materia de inversión e infraestructuras.

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Pese a que la electricidad no se cortó en el archipiélago, los efectos colaterales del apagón sí llegaron. La caída de redes de internet y telefonía móvil durante la tarde del lunes afectó a miles de usuarios en Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera. Las interrupciones se debieron a la sobrecarga y desconexión de nodos clave en la península, lo que evidencia la vulnerabilidad de las Islas ante fallos externos.

En Palma, comercios y negocios funcionaron con normalidad en cuanto a suministro eléctrico, pero muchos dependientes relataron problemas para cobrar con tarjeta o comunicarse con proveedores. Las redes sociales se llenaron de testimonios que ilustran cómo el corte de servicios digitales puede colapsar incluso a zonas no afectadas directamente por el apagón. Eso sí, algunas personas se las ingeniaron para mantenerse conectados en el entorno digital y salieron a las calles para engancharse al wifi de institutos o tiendas.

Ahora, tras el susto, el debate se centra en cómo reforzar los sistemas de comunicación e infraestructuras críticas para futuras emergencias. El Gobierno ha anunciado una revisión exhaustiva de las redes eléctricas y de datos, mientras que en Baleares se estudian fórmulas para mantener el blindaje energético y mejorar la resiliencia digital. Porque aunque esta vez nos libramos de la oscuridad, el impacto fue inevitable.