De Friburgo a Mallorca para iniciar una nueva vida

Christian Keller era el jefe de una plantilla integrada por 6.000 empleados. Como directora regional del Volksbank, Arabella gestionaba una región entera. El estrés, la presión, la responsabilidad pesaban demasiado en sus vidas. «Desde fuera, todo era perfecto», reconoce Arabella, «pero la vida sólo se vivía los fines de semana».

Día a día estresante

La pareja ha bautizado el local como Fría Sophia, un homenaje a la Santa del Hielo y a Friburgo, donde vivieron los Keller. Allí, en el mercado semanal de Münsterplatz, se consume la Kalte Sophie, una bebida popular de verano similar a un granizado de vino helado con un toque de Baden. Su idea es servirla en breve en su establecimiento.

Abierto desde hace tres semanas, la nueva vida de los Keller va sobre ruedas. El bar está decorado de forma elegante y acogedora, con predominio de tonos marrones, negros y dorados. Para acompañar las bebidas –vinos seleccionados y champán– se sirven toppers, pequeños platos con queso, jamón y otros aperitivos.

Arabella tiene ahora un ámbito de responsabilidad completamente diferente al que tenía en Friburgo: «Yo me encargo de las ensaladas y los aperitivos, Christian es responsable del vino», dice entre risas. Al fin y al cabo, a mucha gente le entra hambre después de disfrutar de una botella de vino. ¿Los clientes?: «Son principalmente alemanes –alrededor del 80 %–, pero cada vez hay más españoles», explica.

Nuevos desafíos

Un cambio tan radical en sus vidas también conlleva nuevos desafíos, especialmente en el ámbito privado. «En nuestros antiguos trabajos apenas nos veíamos, ahora estamos juntos 24 horas al día, siete días a la semana», dice Arabella. Trabajan como equipo, unidos, incluso en aquellos momentos en que no todo es color de rosa.

En sus días libres, se calzan las botas de montaña y recorren la Isla. Reconocen que no han vuelto a Friburgo aunque en otoño quieren celebrar allí su cumpleaños. «Echamos mucho de menos a nuestros viejos amigos», aseguran.