OKUPACIÓN EN MALLORCA

«Es un malestar continuo, se van cambiando de un piso a otro»

El presidente de una comunidad con once pisos del edificio ocupados, relata la situación

El número 53 de Reyes Católicos lleva más de una década casi okupado por completo. Pertenece a la Sareb y, desde que se produjo un incendio en los bajos está en esa situación | Foto: A. SEPULVEDA

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Toni Ensenyat es el presidente de una comunidad de propietarios en la que, de 16 pisos que hay, once están okupados. «Es un malestar continuo. Gente durmiendo en el garaje, uno que le raya el coche a otro o le pinchan las ruedas». Esos pisos pertenecen a la Sareb y llevan más de una década en una situación similar. «Se van cambiando de un piso a otro», señala el presidente. El resto de los vecinos, los que viven en los otros seis, están de alquiler.

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La situación arrancó en ese edificio de Reyes Católicos en torno a 2012. Desde entonces todos los que pertenecen a la sociedad semi pública estás ocupados ante cierta pasividad. «La Sareb no viene, lo único que hace es pagar la comunidad, tarde, pero paga. Es bastante opaca», dice el presidente. Todos los pisos okupados tienen enganches ilegales a las redes de agua y de electricidad». De hecho, el presidente cuenta que ha habido inversores interesados en adquirir la propiedad y que no ha habido respuesta por parte de la entidad. Ensenyat vivió la misma situación en su vivienda. «Se fue un inquilino y cuando estaba esperando a que la inmobiliaria lo enseñara se metió una familia con una mujer embarazada. Creo que se equivocaron y que pensaban que el piso era de un banco». En su caso, no denunció.

Acudió a una empresa especializada. «Si hubiera denunciado aún estarían en el piso. Decidimos mediar. Pidieron dinero o tiempo y en tres o cuatro meses conseguimos solventar la situación y bien. Fue la experiencia que tuve». La situación la descubrió una agente de la compañía inmobiliaria que iba a enseñar la vivienda y que se encontró con gente dentro. «Llevaban ya unos días y no se pudo reaccionar con rapidez y eso que el piso tenía alarma», dice. De ahí que sospeche en la actuación de algún grupo organizado que luego cobró a la familia por dejar entrar. «Fueron víctimas de otro que abre el piso y lo ‘venden’. Es gente que van a tiro hecho, que piden notas simples registrales para saber de quién es la vivienda», señala. De ahí, la preferencia por viviendas de bancos frente a las de ciudadanos particulares.