El acto ha contado con la participación de Patricia Greses, técnica de Políticas de Infancia de UNICEF Comité Balears; Patricia Radúan, educadora social de la Fundación RANA; María José Vilches, coordinadora de la Unidad de menores migrantes no acompañados del IMAS; y Marina Cadena, educadora social de la misma Unidad, como ponentes; y de la pediatra Aida Bonvehí como moderadora de la mesa.
Greses ha dedicado su intervención a explicar la vinculación que existe entre la pobreza infantil y la emergencia habitacional: «Hace años que en UNICEF nos dimos cuenta de que había una interrelación directa», aseguró. Según los últimos datos presentados en 2024, se estima que el 25% de los niños de Balears están en riesgo de pobreza y exclusión social. «Sabemos que en las Islas la tasa de los menores con problemas de acceso y permanecía a la vivienda es muy alta», señaló.
En muchos casos, los que sí cuentan con una vivienda suelen vivir en espacios «inadecuados». Además, «más allá del impacto económico» su condición afecta a sus derechos como la educación, salud, bienestar emocional y protección. Tienen más riesgo de sufrir accidentes en el hogar, pueden padecer enfermedades crónicas respiratorias, sufrir ansiedad o depresión o estar más expuestos a abusos, ya que a veces se convive en el mismo espacio con otras familias.
Por su parte, Raduán, de Fundación RANA, ha puesto el foco en el trabajo de prevención que lleva a cabo la entidad, precisamente para luchar contra el abuso sexual infantil. Explicó qué aspectos se trabajan con lo menores para evitar los abusos. «Nos gusta trabajar la educación afectivo sexual», apuntó. Para ello, se enseña a los niños en base a cuatro claves: el autoconocimiento, la validación de las emociones, aprender a poner límites y saber qué es el consentimiento. También indicó que, en los últimos años, en las Islas ha ido aumentando la demanda de estos talleres, por lo que ya no solo se imparten en centros escolares sino también en otros ámbitos como el sanitario, deportivo o turístico.
Por último, Vilches y Cadenas han ofrecido una radiografía de la situación actual de flujo migratorio que llega a las costas baleares de menores no acompañados. «Vamos duplicando año tras año. En 2025 se espera también mucho movimiento», dijo Vilches, pues el pasado enero llegaron 20 menores solos; en febrero, 21; y en marzo, dos. «Hubo mal tiempo y además era Ramadán, que influye mucho. Este mes ya han llegado ocho», añadió. El 98% son varones de entre 16 y 17 años y de origen argelino, aunque «están viniendo muchos de Somalia este año», apuntó Cadena. «Vienen indocumentados y repiten siempre lo mismo: buscan un futuro mejor para ellos y su familia. Si fuera por ellos trabajarían al día siguiente de llegar», afirmó.
«Aunque vienen solos, desde el IMAS hacemos mucho trabajo con las familias, porque a veces ni saben que han venido aquí». Por ello, personas como Cadena y Vilches se ponen en contacto con los familiares de los recién llegados: «Los buscamos en Facebook o ellos nos dan directamente el contacto», dijo Vilches. «Muchos no saben a dónde van, llegan a Mallorca sin saber ni que existía. Cuando llevan un tiempo valoran la isla como lugar donde desarrollar al menos sus primeros años en Europa», añadió Cadena.
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