Economatos laborales: La cesta de la compra a precio de coste

Jugaron un papel imprescindible en el desarrollismo de los años cincuenta

Los economatos gremiales de Gesa estuvieron activos hasta los años ochenta | Foto: Fundación Endesa

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¿Imaginan poder comprar los alimentos básicos de su dieta a precio de coste a solo unos minutos de casa y del trabajo? Hubo un tiempo en que eso no solo era una realidad en Mallorca sino que era un derecho laboral básico para todos los trabajadores.

En la España de la postguerra el desarrollo industrial creció ligado a la economía doméstica. Las instituciones públicas, pero también las grandes empresas privadas, disponían de almacenes en los que ofrecían productos a precios bajos para sus empleados. Jugaron un papel social imprescindible en el desarrollismo, para ayudar a los trabajadores a hacer frente al coste de la vida en un país castigado por el hambre.

Para comprar en los establecimientos había que demostrar una relación laboral o funcionarial con la empresa o institución. Los empleados podían pagar en efectivo o descontar lo gastado de sus nóminas, incluso hubo algunos economatos en España que utilizaban una moneda propia.

La Orden de 30 de enero de 1941 dictada por la dictadura franquista fue la primera en obligar a algunas empresas a establecer economatos para sus trabajadores: las minas de carbón, las explotaciones ferroviarias, las contratistas de obras públicas y las siderometalúrigicas con una plantilla de más de 50 trabajadores.

Antiguo economato del poblado de Gesa en Alcúdia. | Fundación Endesa
Antiguo economato del poblado de Gesa en Alcúdia. | Fundación Endesa

En marzo de 1958 el gobierno franquista amplió la obligación a todas las empresas con más de 500 trabajadores en una misma localidad, con independencia de cuál fuera su sector de producción. Las de menos de 500 podían crear voluntariamente un economato laboral o bien agruparse con otras empresas para ofrecer el servicio. La Dirección General de Trabajo tenía la opción de exigir su creación si consideraba que existían motivos especiales para hacerlo.

¿Qué se podía comprar en esos establecimientos? Legalmente tenían que garantizar el suministro de los siguientes productos básicos: aceite, jabón, azúcar, arroz, tocino, harina, alubias, lentejas, garbanzos, patatas, bacalao, chacinería, embutidos, conservas de diversas clases, huevos, café y sucedáneos, leche condensada, quesos y mantequilla, chocolates, vinos comunes de mesa, pescados secos y en conserva, pastas de sopa, galletas macarrones y similares, carbón para uso doméstico, ropas, calzado de trabajo, calzado económico, telas esenciales o confeccionadas para vestido o ajuar de la casa.

Para garantizar su buen funcionamiento cada economato era administrado por el director de la empresa y por una Junta administrativa formada por cuatro vocales trabajadores que tenían que colaborar en su gestión y vigilancia.

Antiguo economato de la Marnería de Palma.
Antiguo economato de la Marinería de Palma.

De entre los economatos laborales de Mallorca, el del antiguo poblado de Gesa en Alcúdia fue uno de los más populares. Los empleados residían, estudiaban, compraban y hasta iban a misa en el complejo situado frente a la central de Alcanada y diseñado por el arquitecto José Ferragut.

José Miguel Rebassa, hijo de la encargada del economato de GESA en Alcúdia vuelve emocionado a sus recuerdos de infancia. «Aquellos fueron tiempos inolvidables. Mi madre era la encargada y aquél fue el primer supermercado que hubo en Alcúdia. Se llamaba SUMASA y era superconocido, era una maravilla, ahora pasar por allí y ver cómo todo está abandonado es un desastre», lamenta.

Considera a su madre, Leonor Cerdà Barcelo, una «pionera». Con el tiempo la familia se marchó del poblado y montó la primera agencia inmobiliaria del pueblo.

Miquel Marín, experto en Historia de la electricidad y responsable de la Fundación Endesa explica que GESA tuvo economatos laborales operativos en Alcúdia, Palma y Menorca «al menos hasta los años ochenta».

Buceando en la colección de las revistas que la eléctrica repartía entre los trabajadores de la época aún se pueden encontrar referencias al economato y los productos que se vendían.

Otro ejemplo de los economatos laborales en la Part Forana de Mallorca lo encontramos en Alaró. Ginés Lorente, hijo del capataz de una de las muchas minas que funcionaron en el Raiguer mantiene un «recuerdo vago» del economato de Minas Isern. De hecho aún conserva algunos resguardos de compras que hicieron él o su madre. «Por aquél entonces yo solo tenía cinco años, pero por lo que recuerdo, solo de oídas, creo que había economatos gremiales. Mi madre me contaba que venían algunos vecinitos a mi casa donde les preparaba la merienda también a ellos. Eran tiempos de escasez», relata.

En Palma hubo varios economatos gremiales. El de la Marina del Puerto de Palma, es uno de los más conocidos ya que perduró hasta 2019 cuando fue demolido para construir la actual sede del Centro Oceanográfico de Baleares. Ubicado en el muelle viejo, constaba de nueve edificios, lo que da idea de la importancia que llegó a tener.