El poder sanador de la música

Pau Catalá, musicoterapeuta, interviene esta martes en el primer debate de la Semana de la Infancia y la Adolescencia que organiza SOPEBA

Pau Catalá es músico especializado en musicoterapia, en psicoterapia con música y terapeuta gestalt. Imparte sus sesiones en Son Espases desde 2016 | Foto: Soni Martinez

TW
0

Pau Catalá interviene este martes por la tarde en la primera mesa de debate de la Semana de la Infancia y la Adolescencia que ha organizado la Sociedad Balear de Pediatría (SOPEBA) y que se centra en la importancia de la comunicación tradicional en plena era digital.

Su intervención pretende generar sensaciones y experiencias entre los asistentes, con una propuesta interactiva para sentir cómo nos mueve y cómo nos conecta la música. «También quiero explicar lo que supone la musicoterapia en el ámbito hospitalario, lo que conseguimos con las sesiones que desarrollamos en Son Espases en niños ingresados en oncología o en UCI pediátrica», expresa.

El año pasado, gracias a la financiación de las entidades Aspanob y Lyons de Calvià, que promueven esta actividad en Son Espases, cerca de 140 pacientes pediátricos de estas dos unidades participaron más de 450 sesiones de musicoterapia.

Catalá explica que a través de la música, los niños reducen su ansiedad, su percepción del dolor y encuentran un vehículo eficaz para expresar sus emociones. «Trabajamos desde la improvisación, fundamentalmente con percusión y con percusión melódica, como la que permite el xilófono. Así, sin necesidad de pensar en notas y sin necesidad de tener conocimientos musicales, salen ritmos y melodías que ayudan a expresar emociones como la tristeza o el enfado», explica.

Noticias relacionadas

Asimismo, la práctica con instrumentos permite también trabajar en la recuperación de la movilidad de un brazo, o una mano y facilita ese trabajo de rehabilitación física necesaria de forma lúdica.

El músico destaca que las intervenciones se realizan dependiendo de cada persona y de cada situación, en total coordinación con la psicóloga y con los médicos de ambas unidades, con los que mantiene una comunicación constante.

«La música no cura pero puede ayudar», señala mientras insiste en que, a pesar de ser una disciplina relativamente joven ya hay bastante literatura científica sobre sus resultados en niños ingresados y en adultos con demencias o enfermedades como el Alzheimer.

Catalá asegura que la música ayuda a mejorar los tiempos de recuperación, reduce la ansiedad y la frecuencia cardíaca en los pacientes, y también en los familiares que suelen participar en las terapias. Por ello, insiste en que hay que investigar más sobre sus ventajas y darle el valor que merece a esta disciplina que en nuestro país se cursa con un máster pero que en otros países como Canadá o Dinamarca constituye una carrera universitaria.