ANÁLISIS

Son Amar: las claves de la caída de un gigante del espectáculo de Mallorca

La empresa ha anunciado la cancelación de todos sus shows y ha comunicado un ERE a su plantilla que deberá quedar finiquitado este mes de abril dejando un futuro incierto para un espacio de referencia

Entrada a la finca de Son Amar | Foto: Alejandro Sepúlveda

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Este martes, el mítico House of Son Amar comunicó a todos sus trabajadores y colaboradores, la cancelación definitiva de todos sus espectáculos. Un cierre total que deberá quedar finiquitado a finales de este mismo mes del que ha sido uno de los emblemas del mundo del espectáculo de en Mallorca. La empresa informó a toda su plantilla que se activará un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que repercutirá a sus cerca de 150 empleados.

Una de las causas que ha motivado el cierre estaría en las pérdidas millonarias que ha venido arrastrando Son Amar desde hace algunos años, después de que la propiedad inyectara cerca de 50 millones de euros «para mantener vivo este emblemático lugar». Sin lugar a dudas, la muerte de su propietaria Margaret Whittaker a principios de febrero de este 2025, supuso un punto de inflexión que ha sido definitivo para la empresa.

Margaret Whitaker, que en su día alcanzó el reconocimiento internacional con el lanzamiento de una marca de referencia de adelgazamiento en el mundo como Slimming World, era el alma mater del proyecto de Son Amar. Junto a su esposo Tony llegaron a Mallorca por primera vez en 1996 y quedó prendada de la finca, el lugar y el montaje. Años después se les presentó la oportunidad de adquirirlo y dar forma a lo que parecía un sueño. Junto a su hijo Ben y rodeándose de un nutrido grupo de profesionales de diversas áreas del mundo del espectáculo, alcanzaron con mucho esfuerzo el Certificado de Excelencia de TripAdvisor, un paso clave en su trayectoria al frente de Son Amar.

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Whitaker, con una fuerte inversión cercana a los 50 millones de euros, fue adaptando Son Amar a los nuevos tiempos, apostando por espectáculos de clase mundial cada año para devolver a la marca a su esplendor. Su fallecimiento dejó el proyecto sin su alma mater y sin su impulso y con las cifras en rojo Son Amar baja la persiana. A la espera de que se resuelva el proceso actual, los actuales propietarios (los herederos de Whittaker) contemplan la posibilidad de reflotar el recinto en un futuro como sitio de eventos.

Un pionero del concepto restaurante espectáculo

Situado en un enclave único entre Palma y la Serra de Tramuntana, Son Amar y su increíble casa señorial saltaron a la fama a principios de los años 60, gracias a la llegada de Damià Seguí, que logró convertir una idea muy sencilla en una auténtica máquina de hacer dinero, consiguiendo que miles de turistas cada año acudieran a esta finca.

De esta forma, multitud de autocares entraban y salían de la zona, cargados de curiosos que disfrutaban de una velada única en un lugar privilegiado. Su asombroso patio mallorquín Sa Tafona, el Jardín Blanco y sus demás estancias y salas han acogido eventos de todo tipo, como bodas, grandes galas, conciertos o veladas de boxeo. Hasta fue el escenario de la consecución de un Récord Guinness en bicicleta estática, después de que Ben Miles pedaleara en 2020 más de 12 días seguidos.

Lo que comenzó en 1963 con una sencilla barbacoa de lechona asada para los turistas fue creciendo de manera exponencial, aunque lo que puso en el mapa a ese topónimo fue el voleibol. De la mano de Seguí, el Son Amar se convirtió en una referencia nacional y europea de ese deporte a lo largo de dos etapas en las que lució esa denominación.