OKUPACIÓN EN MALLORCA

Cunde el miedo entre los alemanes a que se ocupen sus segundas residencias en Mallorca

Germanos y suizos contratan empresas de desokupación y ponen a la venta sus propiedades

Imagen de los indigentes que se han instalado en la Playa de Palma. | | R.D.

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Según el último recuento de datos del Instituto Nacional de Estadística la población extranjera residente en Baleares supera ya los 247.000 habitantes lo que supone un 20 % del total de ciudadanos de las Islas. Es un porcentaje que no ha dejado de crecer desde 2022.

Los alemanes ocupan el cuarto puesto del ránking balear de ciudadanos de origen extranjero con 21.432 personas, siendo la suya la principal nacionalidad de los ciudadanos extracomunitarios que eligen establecer su residencia en el archipiélago. El 36 % de las transacciones inmobiliarias involucran ya a ciudadanos alemanes, pero esa tendencia podría estar a punto de cambiar.

La crisis de la vivienda y la inflación ahuyentan a buena parte de los germanos que decidieron mudarse a la Isla atraídos por el clima y la playa. El miedo a los okupas cunde además entre las familias alemanas que compraron un inmueble en Mallorca para establecer en él su segunda residencia y pasar sus vacaciones. Desokupación Mallorca asegura haber asistido a un número nutrido de extranjeros que cumplen este perfil.

«Me han llamado una televisión y dos periódicos alemanes por el problema, lo que puede ayudar a hacerse una idea de que esta cuestión preocupa mucho en su país», explica Sergio Cacho, gerente de la empresa de desokupas.

Afirma que en este momento cuatro ciudadanos extranjeros comunitarios han contratado sus servicios. «Nos contratan desde Alemania, están muy preocupados, quieren recuperar su residencia y al final los procedimientos de desalojo en España no son tan rápidos. Tenemos clientes que tienen la vivienda a la venta y se la okupan y otros que se la encuentran okupada cuando vienen de vacaciones y acaban poniéndola a la venta», relata.

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Para Cacho, «cuanto mayor sea el precio de la vivienda, más complicado es poder llegar a un acuerdo con los okupas». «Nuestro servicio cuesta 2.650 euros para un apartamento normal, incluido el servicio jurídico, pero si hablamos de un chalet, la tarifa igual sube a 5.500. Lo comentamos con el cliente porque a veces deja dinero para negociar y lo metemos en el contrato», añade el gerente de la empresa de desokupación.

Según Cacho «hay okupas que abandonan directamente si ven que pueden tener una multa y antecedentes, pero cuanto mejor es la casa más se agarran a ella. No es lo mismo vivir de okupa en una casa sin luz o sin agua y arriesgarte a acabar con antecedentes, que vivir en un chalet de lujo», relata.

Entre sus clientes extranjeros están el propietario alemán de un chalet valorado en 5 millones de euros en Génova y el de una casa que está en venta por 1,5 millones de euros en Cas Català. «Hemos desalojado muchos casos de propietarios extranjeros desde hace un año, ahora tenemos un par de ellos activos», concluye.

Residentes alemanes de la Platja de Palma denunciaron el pasado viernes en declaraciones al Mallorca Magazin su temor por la presencia de personas «sin techo» y «drogadictos» en medio del popular Balneario 6, en la zona conocida como Ballermann, situada en la primera línea de mar sobre la conocida discoteca Oberbayern. «La situación no sólo es desagradable, sino también peligrosa», dijo uno de los alemanes. Proporcionaron fotografías al equipo editorial en las que se observa el pasillo del edificio repleto de caja, ropas y mantas.

La construcción de vivienda en Baleares subió un 18 % en 2024, según ha informado este martes el Colegio de Arquitectos de Baleares, pero este incremento en el porcentaje de obras sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda. Si antaño, el «sinhogarismo» afectaba sobre todo a personas sin empleo, de un tiempo a esta parte se está cebando con la clase trabajadora.

Adquirir una casa o firmar un contrato de alquiler en las Islas cada vez es más difícil para la población local. La posibilidad de limitar la adquisición de viviendas por parte de extranjeros forma parte del debate público. No solo se están marchando los alemanes, el precio de la vivienda está provocando un éxodo de mallorquines y una fuga de talento entre los jóvenes cualificados.