entrevista

Juan Llull: «Reducir la jornada laboral es querer hacer pobre este país»

El presidente y fundador de Hipotels Hotels & Resorts insta a combatir la oferta ilegal

A sus 90 años, Juan Llull sigue acudiendo cada mañana a su despacho en la sede central de Hipotels en Cala Millor. | P. Pellicer

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Juan Llull (Son Servera, 1935) es el presidente y fundador de Hipotels Hotels & Resorts, que actualmente cuenta con 30 establecimientos en Mallorca, Cádiz, Lanzarote y Cancún. A sus 90 años de edad recién cumplidos, es uno de los personajes destacados de la semana. El pasado jueves presentó en sociedad su autobiografía, que es la forja de un imperio hotelero. Llull acude cada día puntual -a las ocho de la mañana- a su despacho en Cala Millor, desde donde controla con su Ipad la ocupación de todos sus establecimientos. Allí nos recibe para la entrevista.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia y juventud en Mallorca ?
En Son Servera vivíamos de la agricultura y había muy pocos comercios. Jugábamos en la calle y vivíamos en armonía. Fui un niño feliz y un hijo único mimado.

A los 14 años ya no quiso estudiar más y su padre lo envió a trabajar al campo ¿Qué aprendió de su trabajo como payés?
Mi padre quería que fuera a la universidad, pero yo era mal estudiante y un poco vago, porque no me gustaba estudiar. Como mi madre tenía un colmado, mi plan era trabajar allí y vivir como un señorito. Pero mi padre me envió a trabajar de sol a sol a unas fincas agrícolas que teníamos y allí estuve hasta que me fui a hacer la mili con 18 años. Pensé que mi padre me había castigado pero con el paso del tiempo lo aprecié como un favor. Fue una lección de vida que me sirvió para aprender el valor de las cosas.

Además de ejercer de payés, aprendió a cortar vidrio, exportó patatas al Reino Unido y vendió material de construcción antes de adentrarse en el sector hotelero
No había cristalería en Son Servera y aprendí a cortar vidrio durante la mili para montar una. Mi familia vendía producto agrícola que los transportistas llevaban al mercado del Olivar. Un día fui a ver a qué precio lo vendían y comprobé que ganaríamos más si lo llevábamos directamente. Compré un camión que transportaba producto nuestro y de otros payeses de la zona y volvía cargado de abono que le vendía a los mismos payeses. Y de un camión pasé a tener cuatro.

Sin apenas estudios, usted vio oportunidades de negocio que otros no vieron en una época complicada de posguerra. Sin masters ni posgrados en escuelas de negocios...
Vi lo que convenía hacer y lo hice. Fui ganando dinero y uniéndome a socios para invertir en terrenos y de vender material de construcción pasé a construir hoteles.

En 1970, construyó su primer hotel, el Hipocampo, en Cala Millor. ¿Qué le motivó a dar este paso y cómo recuerda aquellos primeros años en el sector hotelero?
Ya era socio en tres hoteles y había servido material a diez o doce. Me atraía el hecho de que en un hotel, la gente trabajaba siete meses y descansaba cinco y ya le he dicho que yo era un poco vago (ríe). El primer año fue una maravilla.

Ante la proliferación de discotecas en Cala Millor en los años ochenta, reunió usted a los empresarios de la zona y les pregunto que querían ser de mayores... Fue usted un precursor de la lucha contra el turismo de borrachera...y eso que era usted socio de esas discotecas

Les dije que debíamos decidir si solamente queríamos clientes de discoteca o apostar por la calidad y subir los precios. Todos optamos por los segundo y en dos o tres años quedaron dos discotecas y ahora solo hay una.

A sus 90 años, continúa al frente de Hipotels. ¿Qué le impulsa a seguir activo en la gestión de la empresa?
No puedo quedarme quieto en casa y en el despacho me siento cómodo. Vivo el negocio día a día, como toca.

¿Cuál es la clave para una buena sucesión al frente de la empresa familiar sin que los hijos entren en conflicto?
De lo que estoy mas satisfecho es de la unión que hay entre mis hijas. La clave es que cada una sabe lo que tiene que hacer y respetan las áreas que cada una tiene asignadas.

Hipotels ha crecido hasta contar con más de 30 establecimientos en España y México. ¿Cuál ha sido la clave del éxito de la compañía?
Tenemos un personal excelente y siempre hemos apostado por la calidad, la prueba es que más de la mitad de clientes repiten con nosotros. Procuramos crecer de una manera orgánica y nunca hemos tenido problemas de liquidez, ni siquiera con el cierre de Thomas Cook o durante la pandemia.

¿Qué planes de futuro tiene Hipotels en cuanto a expansión y nuevos proyectos?
Nos toca invertir fuera. Tenemos posibilidades de hacer otro hotel en Andalucía y un segundo en Cancún. Estamos mirando también posibles oportunidades en Madrid.

Para el nuevo convenio de hostelería los sindicatos proponen aumentar los salarios y reducir la jornada laboral. ¿Cómo valora estas iniciativas desde la perspectiva empresarial?
No me preocupa una subida salarial del 4 ó el 5 % ni la conciliación, que debe ir acompañada de eficiencia y productividad porque las bajas se han doblado desde la pandemia. Me preocupa que habiendo falta de personal se reduzcan las horas de trabajo, eso es querer hacer un país pobre.

Diversas voces alertan de que la isla es cada vez más cara. ¿Mallorca ha de apostar por un turismo para ricos?
Si ofrecemos calidad, los turistas vendrán y pagarán lo que toca. Tenemos un 20 % de clientes que no son nuestros y cuando no haya conflictos se irán a destinos más baratos, como Turquía.

El Govern está elaborando una nueva ley turística. ¿Qué deberían tener en cuenta los encargados de hacerla?
Que pongan orden con las plazas ilegales y que las obsoletas sirvan para viviendas, porque eso también ayudará a controlar la masificación.