«Somos personas, no animales. Nos han tirado todo a la basura», dicen los sintecho del aeropuerto

Los indigentes que han vivido a caballo entre el aparcamiento y las terminales de salidas y llegadas denuncian que les han arrebatado «documentación, medicinas y lo pocos que tenemos»

Uno de los sintecho que habitan en el aeropuerto de Palma. | Foto: F.F.

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El colectivo de sintecho que habita actualmente, en su mayor proporción, en las terminales de salidas y llegadas del aeropuerto de Palma, ha querido alzar la voz y protestar por el trato recibido por los gestores del aeródromo, asegurando que se han visto forzados a trasladarse «porque nos han tirado todo a la basura. Somos personas, no animales, no merecemos esto; o estamos aquí por gusto, sino por necesidad, no tenemos otro lugar al que ir y los servicios sociales, la Cruz Roja y el IMAS no quieren saber nada de nosotros», refiere Carlos, una de esas personas, erigido en portavoz del grupo.

Tras pasar meses en una sala intermedia entre el aparcamiento y el edificio de las terminales, «de la noche a la mañana, cogieron todo y lo tiraron a un contenedor en la planta cero», asegura. «Recogimos lo que pudimos, que aunque sean cuatro cosas, es lo poco que tenemos. Teníamos documentación como libros de familia, papeles de una moto, medicinas...», añade este sintecho, de 62 años de edad y que recibe tratamiento médico que, tras tirarle los medicamentos, «no he podido seguir».

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Este grupo circula por diferentes rincones de las terminales de salidas y llegadas, y al caer la noche, busca acomodo y calor en estas semanas de invierno en los extremos, donde tienen acceso a corriente eléctrica y a los baños, abiertos las 24 horas del día; además, juntan los bloques de bancos a modo de cama para poder descansar en unas mínimas condiciones. Antes, en la sala intermedia, lo hacían en el suelo, con colchones o mantas y agrupándose en las partes más resguardadas de la vista de pasajeros y empleados.

«No somos mendigos, no tenemos hogar y nos han tirado todo a la basura», lamentan, recordando que guardaban todos sus enseres en la planta séptima del aparcamiento «en un lugar en el que no molestaban». Al hilo, aseguran tener «buena relación» con los agentes de las fuerzas de seguridad y la empresa privada que les apoya en el aeropuerto. «Nos invitan incluso a café», aseguran.

Desde Aena aseguraron que no han actuado al respecto y que están en contacto con los servicios sociales para hacer un seguimiento y actuar si corresponde en este tipo de casos, que han alcanzado una repercusión notable dado el aumento de su presencia y su mayor visibilidad. «Somos sintecho, no mendigos», apostillan y quieren dejar claro.