La UIB ha participado en una nueva detección de ondas gravitacionales, producida en la noche del pasado jueves, a través de Joan Llobera, uno de los investigadores de Gravity, el Grup de Recerca de Física Gravitacional: Teoria i Pràctica, de la propia Universitat. Llobera, desde las instalaciones de Gravity en el Parc Bit, era uno de los componentes del grupo de investigadores de guardia a escala planetaria cuando se detectó la señal.
En principio, la nueva detección de ondas gravitacionales correspondería a la fusión o colisión entre una estrella de neutrones y otro objeto todavía desconocido del que se espera una próxima identificación, y se habría producido a mil millones de años luz de la Tierra.
Los investigadores Joan Llobera y David Keitel han explicado este viernes que «estamos de guardia unas 7 u 8 personas en todo el mundo y, al detectar la señal, es importante responder rápido y comprobar sus características. Hemos podido determinar que se trataría de un sistema binario en el que al menos uno de sus componentes sería una estrella de neutrones. La detección se ha hecho saber a toda la comunidad científica mundial. Las ondas gravitacionales son las señales más poderosas del universo y nos abren teorías sobre su funcionamiento».
Asimismo, la UIB informó de la estancia de tres meses de dos investigadores del Institut de Computació Aplicada i Codi Comunitari (IAC3), Rafel Jaume y Joan René Mérou, en el observatorio de ondas gravitacionales de la colaboración científica internacional LIGO en Livingston (Louisiana, Estados Unidos). Jaume y Mérou han participado en labores relacionadas con la mejora de la sensibilidad del observatorio a la hora de detectar señales de ondas gravitacionales. Su trabajo se ha centrado, además de mejorar la sensibilidad del detector, en identificar y mitigar las fuentes de ruidos y perturbaciones en las señales (terremotos o actividades de transporte, por poner dos ejemplos a nivel terrestre), y contribuir al seguimiento en tiempo real de las señales durante el actual período de observación, el cuarto desde que se puso en marcha LIGO, con una primera detección de ondas gravitacionales en septiembre de 2015. Hasta el momento, se han confirmado como tales unas 90 señales de ondas gravitacionales, la mayoría de las cuales tienen su origen en colisiones de agujeros negros. Otras corresponderían a combinaciones de dos estrellas de neutrones o a una estrella de neutrones y un agujero negro.
Las ondas gravitacionales son perturbaciones ondulatorias del espacio-tiempo que se propagan a partir de acontecimientos como la fusión de agujeros negros, colisiones de estrellas de neutrones u otros fenómenos cósmicos altamente energéticos. Estas ondas llevan información sobre los acontecimientos cataclísmicos que las crearon, y ofrecen una nueva manera de estudiar el universo.
Para detectar estas ondas gravitacionales, la colaboración científica LIGO, en la cual participa la UIB a través de Gravity, ha desarrollado instrumentos altamente sensibles que utilizan interferometría láser avanzada y se encuentran ubicados en dos observatorios en los Estados Unidos: Hanford (Washington) y Livingston (Luisiana).
Los detectores de olas gravitacionales son increíblemente sensibles, lo que significa que también son susceptibles a una gran variedad de fuentes de perturbaciones. Por ello, tienen que operar en un entorno libre de vibraciones sísmicas y otras fuentes de perturbación, como por ejemplo las interferencias eléctricas, las fluctuaciones de temperatura y los efectos de la actividad humana.
El equipo de caracterización del detector, en el cual han participado los investigadores del IAC3, tiene un papel vital en la identificación y mitigación de estas fuentes de perturbación. Su trabajo garantiza que los datos recogidos por LIGO sean precisos y libres de artefactos que puedan imitar u oscurecer las señales de olas gravitacionales.
Así, Rafel Jaume y Joan René Mérou han contribuido a mejorar las capacidades de LIGO durante el cuarto período de observación. Los conocimientos y las herramientas que han desarrollado serán útiles para las detecciones de olas gravitacionales actuales y futuras.
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