Eduardo, el inventor mallorquín de un aparato para tocar el ukelele con una mano

Con esta invención ha quedado cuarto en el ranking español a mejor invento de 2024

Eduardo López, sosteniendo su invento. | Alejandro Sepúlveda

TW
6

Tocar un ukelele con una sola mano. Parece una premisa complicada, sin embargo, Eduardo López, aceptó el reto y tras varios meses de intenso trabajo ha creado un artilugio que permite hacerlo.
El dispositivo que ha diseñado este inventor mallorquín consiste en una pieza unida al mástil del instrumento de cuerda y otra que está en el suelo, unida por un cable también al mástil. La del suelo, es una caja de madera con botones que se pulsan con el pie y emiten cada uno de los acordes. Con la única mano, se rasgan las cuerdas para que el instrumento suene.

Este ingenioso aparato le ha supuesta a Eduardo quedar cuarto en el ranking de mejores inventos de 2024 del Club de inventores españoles; aun que él lo creó para ayudar a una niña con parálisis cerebral que quería tocar algún instrumento. «Un amigo de un amigo es profesor de música y tiene a una alumna con parálisis que no puede mover un brazo, pero le apetecía tocar el ukelele», explica Eduardo. «Empecé a pensar cómo podía ayudarla y no me pareció tan complicado hacer un dispositivo que permitiera hacerlo automáticamente. Había muchas opciones: motores, servos, pero al final bastaba con un procesador que entendiera que cuando se presiona cierto botón tiene que tocar unas cuerdas concretas».

Eduardo ha tardado cinco meses en pensar, desarrollar y materializar la idea: «Me llevó algo de tiempo, porque cuando se me ocurrió la idea aún no sabía electromecánica. Me puse a estudiar, quise hacerlo con mis propias placas pero al final bastó con una comercial». Aunque le reste importancia, cinco meses es un tiempo récord para crear un invento que implica aprender principios físicos de electrónica e ingeniería; y más teniendo en cuenta que Eduardo es funcionario y anteriormente fue veterinario.

«Soy autista y a la gente con TEA nos suele apasionar un tema en concreto. En mi caso voy cambiando y durante unos mese me obsesioné con la electrónica», reconoce. Tal fue su nivel de implicación que llegó a crear sus propias placas bases, pero finalmente no acabó usándolas. En estos momentos, Eduardo dispone de un prototipo, que «no está concebido para un uso muy continuado».
En este sentido, señala que lo adecuado sería «hacer una pieza más industrializada», además de que «el profesor de música aún tiene que probarlo». Su objetivo ahora es visibilizar su invención para que la gente la conozca y alguna empresa se fije en ella para su comercialización. También reconoce que «aún no he pensado ningún nombre» para el dispositivo y que «el ukelele suena bien» cuando se usa «no está pulida la estética».

«Para venderlo al público generalizado se tendrá que hacer seguramente más bonito, con unas asas para poder mover la caja». «La caja de los servos está hecha con una impresora 3D, si se comercializa se tendrá que cambiar por una que se haga con un molde», apunta. Al preguntarle por sus posibles futuras invenciones, afirma que está trabajando en otras ideas: «Tengo diseñado en la mente otro proyecto. Ahora estoy con otras obsesiones, cuando las acabe me pondré con ello», bromea.

Aunque no parece faltarle motivación, indica que abrirse paso como «pequeño inventor» es «muy difícil», ya que «hay que proteger lo que inventas, la comercialización es muy complicada, las patentes son carísimas y producirlo también». Por ello, apunta que para poder despegar en este sector uno tiene que conseguir vender sus primeras ideas para poder crecer.