El colapso de las carreteras ya no se produce solo en temporada alta o en hora punta.

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Con un parque móvil de 1,1 millones de vehículos, Baleares es la segunda provincia de España con más coches por cada mil habitantes. Las cifras son apabullantes y no paran de crecer. Los expertos avisan del aumento descontrolado del tráfico y de los niveles de saturación. Tienen consecuencias ambientales, pero también económicas.

El éxodo empresarial de Palma a la Part Forana es solo un ejemplo de lo que está por venir. Europa exige a las empresas e instituciones de todos sus estados miembro reducir su huella de carbono y a Baleares le quedan muchos deberes por hacer. Sus estadísticas no solo son elevadísimas sino que baten nuevos récords año tras año.

El Estudio de carga viaria de Mallorca, publicado hace apenas un mes por el Consell de Mallorca, pone por primera vez sobre la mesa la necesidad de limitar el número de vehículos que circulan por las carreteras de las Islas siguiendo el modelo probado en Formentera y que a partir de junio de 2025 quiere implantar también Ibiza. Los especialistas sitúan el techo máximo de vehículos que pueden admitir los sistemas viales de las Islas entre 834.263 coches y 863.061 coches. Con un parque móvil de 1,1 millones la conclusión lógica es que sobran 122.397 turismos en las carreteras de Baleares. ¿Quién está al volante de esos coches? ¿Basta con poner límites al turismo?

Aunque buena parte de la ciudadanía señala a los rent a car como principal causa de la saturación en las carreteras de las Islas, un estudio realizado a través de los datos de teléfonos móviles de los conductores concluyó ya en julio de 2019 que el 80 % de los desplazamientos que se producen en las carreteras de Mallorca en temporada alta son realizados por residentes. De ellos un 40 % correspondían a movimientos entre municipios y Palma era el origen y destino del 20 % de los viajes. Esa es una realidad que parece estar cambiando.

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La crisis de la vivienda lleva tiempo expulsando a los ciudadanos de Palma a la Part Forana. Los que pueden permitírselo se mudan a los municipios del llamado corredor del tren (entre Marratxí e Inca) para aprovechar el transporte público, gratuito desde 2021. Los que no tienen esta opción practican un auténtico peregrinaje diario de casa al trabajo.

En los últimos dos años se ha duplicado el número de viajeros del tren y el metro y se ha multiplicado por cuatro el número de usuarios de autobús. Los esfuerzos realizados por el Govern para satisfacer la creciente demanda ciudadana se quedan cortos y además tenemos que lidiar con una nueva tendencia urbanística y comercial.

Si los primeros polígonos industriales de Baleares se crearon a finales de los años sesenta para sacar las industrias molestas de pueblos y ciudades, de un tiempo a esta parte, se han puesto de moda los centros y polígonos comerciales que suman nuevos desplazamientos a la ecuación. Los colapsos ya no se dan únicamente en horas punta, ni únicamente en los accesos a Palma. Según el último balance oficial de datos del INE y de la DGT (ambos de 2023), Baleares tiene diez vehículos por cada 9,2 habitantes y un tráfico de 1'3 millones de viajes intermunicipales de media al día.

El Consell ya ha anunciado su intención de establecer limitaciones a la entrada de coches a partir de 2025. Eso pasa por presentar una proposición no de ley para que el Parlament valide la propuesta, tal y como hicieron Formentera e Ibiza. La ‘popular’ Marga Prohens gobierna en estos momentos en minoría tras perder el apoyo de sus socios de investidura de Vox, de manera que el cambio pasa por la búsqueda de un consenso suficiente. Mallorca está ante una oportunidad histórica.