El director general de Modelo Económico, Llorenç Pou, y el conseller de Turisme i Treball, Iago Negueruela, este viernes en el balance de los datos de paro y empleo en los últimos cuatro años | Jaume Morey

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Las salidas de tiesto de algunas patronales turísticas a la hora de valorar el descalabro del PSIB, Més y Podemos en las pasadas elecciones autonómicas, pero más en concreto arremeter contra el conseller que ha primado por encima de todo los intereses de la primera industria de las Islas, solo demuestra maniqueísmo interesado y no haber tenido bemoles suficientes para hablar en su momento. Hacerlo cuando no puede haber reacción alguna, no dice nada en favor de sus protagonistas. Se ha actuado con exceso de bilis contra el conseller de Turisme i Treball, Iago Negueruela, pese a que el propio interesado en más de alguna ocasión haya cruzado también algunas líneas rojas.

El balance de su gestión está ahí y nadie puede poner en tela de juicio los logros obtenidos: proactividad negociadora para cerrar la firma de todo tipo de convenios en la legislatura, formalizar ayudas hoteleras para el cambio de las camas, modificación de legislación laboral para controlar las cargas de trabajo (Kellys), regulación de escalas en el puerto de Palma y acelerar al máximo la llegada de las ayudas económicas del Gobierno a las empresas para paliar los efectos de la pandemia. Es curioso que mientras algunas patronales, léase FEHM y Habtur, han optado por la crítica más dura, los grandes empresarios de las Islas han actuado con la máxima prudencia y diplomacia. Negueruela ha recibido el apoyo de grandes hoteleros por su gestión, tanto de Mallorca como de Eivissa. Esto demuestra que algo se hizo bien, más aún cuando en año y medio se han logrado recuperar las cifras turísticas prepandemia y alcanzar un récord en la creación de empleo.

El problema de fondo ahora radica en quién estará pensando el PP como conseller de Turisme, tanto en el Consell como en el Govern, para afrontar con éxito los mayores retos que tiene que acometer la industria turística balear en los próximos cuatro años. Las elecciones del 28-M han demostrado que pese a las buenas gestiones políticas han imperado otro tipo de criterios y que la política en nuestro país va por otros derroteros por la gestión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Hay mucho descontento y ahora el PP tiene coger el toro por los cuernos y saber gestionar en positivo este descontento, que puede confirmarse de forma definitiva el próximo 23 de julio. En clave local, en Balears hay una hoja de ruta muy clara a nivel turístico: decrecimiento de plazas, control férreo del alquiler turístico vacacional, potenciar el turismo de calidad y diversificarlo al máximo, evitar las saturaciones y atajar de raíz el turismo de excesos.

La regulación de cruceros debe continuar, porque las navieras están de acuerdo y quieren evitar lo ocurrido en Venecia por el descontento social que generó y genera en la actualidad el turismo de cruceros, pese a su innegable impacto económico en el tejido productivo local. En la balanza pesan más las actuaciones positivas que negativas, de ahí que el PP que preside Marga Prohens y futura presidenta del Govern la política turística no debe depender de las presiones de hoteleros, asociaciones empresariales e instituciones. La herencia que recibe simplemente tiene que mejorarse y limar los aspectos más polémicos.