Tamara y Lorena luchan para que sus hijos con autismo puedan ir al campus de verano. | Teresa Ayuga

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«¿Cómo le decimos a nuestros hijos, que son autistas, que ya no van a volver al campus de verano donde han ido estos últimos tres años?». Tamara Beier, madre de un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y presidenta de la Asociación Ningún Niño Sin Terapia, lamenta la decisión de la Fundación Aspace de que este año no pueda aceptar en su campus de verano a su hijo y al hijo de otra madre, ambos niños con autismo en grado tres que no verbalizan.

Durante estos tres años, la entidad privada aceptó cada temporada estival a estos dos niños, y otros cuatro más con diferentes capacidades especiales, debido a que había plazas libres. Tamara ha querido denunciar esta decisión de Aspace en sus redes sociales asegurando que «vulneran los derechos». Detalla que hace unos meses se reunió con gerencia tras averiguar que su hijo Gerard y el de Lorena Taché, la otra madre afectada, no irían al campus. «Me explicó que a partir de ahora quieren priorizar las plazas a los niños con parálisis cerebral, pero me dio a entender que si hubiese alguna plaza, que haría el favor».

Sin embargo, dicen que las inscripciones llegaron a otras familias menos a ellas y el plazo acabó el pasado 19 de mayo: «A nosotras no nos comunicaron nada, y eso significaba que nuestros hijos no irían al centro este verano». Desde la Asociación lamentan que hagan «esta discriminación cuando son un centro de Educación Especial que lucha por una inclusión y convivencia del colectivo». Tamara, además, lamenta con mucha tristeza que el centro haya decidido que su hijo tampoco acuda más los sábados a las actividades de tiempo libre.

Respuesta de Aspace

Desde la Fundación Aspace lamentan la decisión de la presidenta de Ningún Niño Sin Terapia que «haya actuado así a pesar de haber tenido con ella una reunión y haberle ofrecido alternativas», apunta el gerente, Jesús Hernando. Detalla que Aspace es una entidad enfocada a los niños con parálisis cerebral que en los últimos 12 años emprendieron una línea de tiempo de ocio asistencial, donde se incluye el campus de verano y otras actividades. Sin embargo, «llegó la pandemia y, como teníamos que abrir el centro, vimos que contábamos con 20 plazas libres y decidimos entonces acoger a más niños con capacidades especiales de otras entidades».

Hernando menciona que este año «ha sido el primero tras la pandemia que todos los niños de nuestro centro se han apuntado al campus de verano, por lo tanto no hay más plazas disponibles para el resto. La Fundación debe priorizar primero a los niños que vienen todo el año». Con todo, el gerente de Aspace asegura que anunció esta decisión a las madres hace cinco meses.