El música y cineasta Rudy Gnutti contestando a las preguntas del público en el Cine Rívoli. | Pere Bota

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El progreso tecnológico está acabando con la necesidad de mano de obra humana. Más pronto que tarde, el mundo debe encontrar la fórmula para mantener a una población que, por primera vez en la historia, ya no va a ver ligada su subsistencia al trabajo. Esa es la premisa básica del documental In the same boat, realizado por Rudy Gnutti en 2016 y proyectado este martes en el Cine Rívoli en un pase único gratuito y completado con un coloquio en el que participó el propio cineasta italiano de la mano del Cercle d’Economia de Mallorca, organizador del evento.

En el documental participan nombres reputados internacionalmente como el del sociólogo Zygmunt Bauman; el expresidente de Uruguay, José Mújica; o los economistas Mariana Mazzucato, Daniel Raventós y Anthony B. Atkinson. La cinta arranca con la visita de John Maynard Keynes a Madrid en 1930 para impartir una conferencia en la Residencia de Estudiantes, la ya célebre Las posibilidades económicas de nuestros nietos.

Las predicciones que hizo de cara a los siguientes 100 años fueron extraordinariamente certeras, especialmente en lo tocante al exponencial crecimiento económico de un mundo globalizado. Keynes falló en un solo punto clave, aunque también podría alegarse que fue el futuro el que le falló a él: el economista británico auguró que a día de hoy la ciudadanía no dedicaría más de 15 horas semanales a trabajar.

Los testimonios que recoge Gnutti exponen la necesidad de reorganizar la civilización mediante sistemas adaptados a la realidad actual y jubilando de una vez por todas los sistemas ideados en el siglo XX, instrumentos resultan totalmente ineficaces cuando las reglas del juego han cambiado por completo.

El cambio más obvio en un mundo con cada vez más desempleo debe partir de una reconfiguración del sistema de seguridad social de camino a una renta básica universal, no supeditada a requisito alguno salvo el de «que lata tu corazón, que estés simplemente vivo».

La renta básica universal, por tanto, alcanzaría a todos, tanto ricos como pobres y podría articularse a través de profundos cambios en el sistema de recaudación que tocara los bolsillos de las grandes (muy grandes) fortunas y de paso solucionara el otro gran problema que ha legado la evolución económica del mundo civilizado: la pésima distribución de la riqueza, motivo por el que crecimiento económico e incremento de las desigualdades sociales han ido de la mano en el último siglo.

Esa transformación económico-social deben operarse desde una óptica internacionalista obligada en el contexto actual de globalización. Mújica lo expone de esta manera: los gobernadores de los países centrales deberían dedicar cuatro días a la semana a gobernar su país y dos o tres a gobernar el resto del mundo. Tal y como recuerda Bauman, nunca en la historia de la humanidad los destinos de unos y otros habían estado tan ligados. De ahí la expresión «en el mismo barco», que el propio Bauman pronunció al ser entrevistado y que convenció a Gnutti lo suficiente como para utilizarla como título de la obra.

El paso a una ciudadanía subsidiada enteramente por el Estado abre la puerta a otros interrogantes, como el de la existencia de una verdadera necesidad de trabajar en la naturaleza humana. Voces anónimas de la calle en España, Nigeria o Canadá aportan sus particulares visiones durante todo el metraje.

Guillem Castells, economista jefe de la Oficina del Plan Piloto de Cataluña para implementar la Renta Básica Universal (RBU), fue el otro protagonista del acto de este martes. Finalizada la proyección, Castells expuso los pormenores del plan piloto pergeñado por la Generalitat para la implementación de ese sistema en Cataluña. «La RBU no es la panacea que todo lo soluciona, pero es un punto de partida», señaló para mostrar unos cálculos según los cuales en España haría falta dedicar en torno al 3 % o el 4 % del PIB a financiar la RBU, algo más de 34.000 millones de euros. Asimismo, Castells analizó los experimentos realizados en países como Namibia, Canadá, Finlandia o La India, además de la propia ciudad de Barcelona.

El acto contó con la presencia del director general de Model Econòmic i Ocupació del Govern, Llorenç Pou, y de la presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB), Carmen Planas o el presidente del Cercle d’Economia de Mallorca, Josep Vicens. Por parte del Grupo Serra asistieron la presidenta, Carmen Serra; la directora general de Audiovisuales, Paula Serra, y el CEO, Pere Rullán.