Una camarera de pisos haciendo una cama en una habitación de hotel. | P. Pellicer

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Para una camarera de piso, la diferencia entre hacer una cama estándar de 60 centímetros de alto, a hacer una elevada de 90, implica una reducción del 30 % de energia en la zona lumbar y sitúa el esfuerzo físico en un umbral ergnómicamente aceptable. Así lo demuestra un estudio científico elaborado, de forma conjunta, entre la cadena Melià Hotels International y el laboratorio de Ergonomía de la Mutua Universal.

«De los resultados obtenidos han salido ideas de mejora en todos los ámbitos. La cama no es la única tarea que conlleva una carga física para una camarera de piso», ha señalado Elvira Planas, quien ha detallado en una jornada de salud laboral cómo se ejecutó la investigación y sus principales consclusiones. Esta labor supone realizar posturas corporales que sobrepasan los valores recomendados en un 19 %. Sin embargo no es la única, para la limpieza de un jacuzzi se alcanza un 56 % y la del baño un 20.

En este sentido, el conseller de Treball, Iago Negueruela, ha anunciado la intención de, si revalida el Govern, crear un centro de innovación en materia ergonómica donde seguir desarrollando aplicaciones en ergonomía directamente pensando en el sector de la hostelería «seguir desarrollando aplicaciones pensadas directamente para el sector de la hostelería». De hacerse realidad se trataría del segundo centro de estas características en el Estado, el primero específico para este sector.

«En las habitaciones de un hotel hay que mejorar básicamente dos espacios: las camas por la carga lumbar que tiene hacerlas, y la limpieza de los baños», ha explicado Negueruela, quien ha instado en poner la mirada sobre mecanismos de limpieza telescópicos o mangos adaptables «para que la trabajadora no se tenga que agachar y que tenga elementos flexibles que ya existen».