Marcos Calero Pérez, de La Consentida. | P. Pellicer

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Pagar por no presentarse a la reserva de un restaurante está causando polémica en Mallorca, tanto entre clientes como entre los propios restauradores. El presidente de Mallorca de CAEB Restauración, Alfonso Robledo, confirmó este miércoles que cada vez más establecimientos de la Isla se están sumando a esta práctica para evitar las «importantes pérdidas económicas» que ocasionan los desplantes a última hora de las mesas. Sin embargo, pese a este aumento, la iniciativa no acaba de calar entre los comensales...ni entre muchos restaurantes.

Es la postura de Marc Olivares, uno de los socios de Blat al Sac, en el palmesano barrio de Blanquerna. «Yo soy el primero que, como cliente, me molestaría que al reservar me pidieran la tarjeta o me cobraran de antemano», reconoce. «En la hostelería, hemos sido siempre muy serviciales y lo arrastramos a día de hoy», por lo que considera que una medida como la planteada sería acogida con recelo entre la mayoría y acarrearía «una pérdida de clientes». Pese a ello, está convencido de que, con el paso del tiempo, se acabará aceptando. Marcos Calero Pérez, propietario de La Consentida, cerca del Passeig Mallorca, se encuentra en la misma encrucijada: «Si pides la tarjeta de crédito al reservar no es fácil, porque es algo personal». Concuerda con la gravedad del problema -«Cuando una mesa de treinta o cuarenta personas no se presenta realmente te fastidia el día», dice-, pero, de implantar una medida disuasoria de desplantes, optaría por reclamar acudir previamente al local y adelantar una cuantía.

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Este pago por adelantado ya funciona en varios establecimientos de Mallorca. En S'Embat, por ejemplo, al realizar una reserva reclaman adelantar 10 euros por comensal, que después se les descuenta de la factura final. En Buscando el Norte, Wasabi o la Quinta Avenida la mayoría de reservas entran por internet, a través del sistema Restoo: los clientes reservan mesa online y con el enlace que se les envía al correo electrónico pueden cancelar hasta minutos antes de la comida.

La calle, entre la comprensión y el recelo

Sonia Franco este jueves en Palma.

Si no hay acuerdo generalizado entre los restauradores, en la calle tampoco se da un consenso, aunque buena parte de los ciudadanos se muestra favorable al pago de una penalización por esta mala práctica. El dilema y motivo de polémica es la cuantía de la misma. «Desde el punto de vista del empresario me parece correcto. No que cobren la reserva completa, pero sí un precio previo estipulado por anulación, que se indique al reservar el servicio», admite Sonia Franco. La joven Lidia Prieto lo percibe como «algo normal» y, de hecho, ya ha utilizado este sistema en algunos locales: «De Tokio a Lima o La Vieja de Jonay son restaurantes que te piden ya un adelanto y si no vas lo pierdes, aunque si avisas de la cancelación te lo devuelven».

Los hay más recelosos, como Mateu Ballester, quien cree que ello perjudicaría a los comensales: «Puede que se te olvide o que te surja un imprevisto a última hora, ¿en ese caso se lo quedarían? Si al reservar, el restaurante me pide la tarjeta, me generaría sospechas...Acabaría reservando en otro».