Promoción de VPO de la calle Salvador Espriu 37, en Palma. | Jaume Morey

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Las viviendas de protección oficial que está desarrollando el Govern balear permiten una reducción del 71 por ciento de la demanda energética si se comparan con los edificios construidos con arquitectura convencional. Además, también se ha detectado un 31 por ciento de la reducción del consumo de agua.

Por otro lado, también se ha dado una bajada del 49,54 por ciento de la generación de residuos en el proceso de construcción, ya que se opta por materiales con grandes posibilidades de reciclaje como la piedra, tierra o madera, eligiendo además industrias locales artesanales de producción ecológica, así como materias primas de kilómetro 0. El nuevo modelo de construcción de las promociones del Institut Balear de l’Habitatge (Ibavi) opta por la reutilización, la renovación y el reciclaje de materiales o productos.

Los edificios contaminan, ya sea durante su construcción, a causa de la fabricación de los materiales, como durante su uso, porque no son suficientemente confortables y requieren energía para calentar o enfriar la vivienda. Las 46 promociones de vivienda pública del Ibavi suman 1.276 viviendas de alquiler al parque público y gracias a la aplicación de este nuevo sistema de construcción se han ahorrado 16.500 toneladas de CO2.

Por otro lado, la arquitectura pasiva aplicada en estas viviendas permiten el ahorro energético gracias a la inercia térmica (con materiales que almacenan el calor y mantienen una temperatura interior estable a lo largo del día), la ventilación cruzada (que aprovecha la brisa de dos ventanas situadas en fachadas opuestas para refrescar un espacio), la protección solar o la vegetación.

Además, como material de construcción se aprovecha la posidonia oceánica como aislamiento térmico. Supone el uso de un recurso local que permite rebajar la temperatura dentro de la vivienda, una necesidad con el cambio climático encima.