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–¿Es difícil dedicarse a la venta ambulante?
– «Es muy difícil y peligroso porque te encuentras a policías que te faltan al respeto. Si hoy me voy a la calle a vender, no lo hago porque me guste, pero no tengo otra cosa y tengo que comer, tengo que pagar el alquiler y tengo que enviar dinero a mi familia a Senegal. Si no trabajo, no sobrevivo. Nadie quiere ser mantero, todos queremos un trabajo digno», responde con contundencia el senegalés Thierno Assane, más conocido como Mr. D, rapero y mantero de 45 años que llegó a Mallorca a finales de 2019.

Sus compañeros aplauden su discurso. «Mr. D será el próximo presidente», comenta uno. «Tengo claro que cuando consiga los papeles, iré al Parlament a defender los derechos de los inmigrantes porque lo que viven en la venta son situaciones muy difíciles», responde el senegalés en un castellano casi perfecto.

Uno de los mayores problemas que tiene este colectivo es la problemática del idioma y la cultura para acudir desde el principio a las entidades locales y a la propia Administración: «Yo llevaba estos años sin saber más de dos palabras en castellano. Desde que estoy en el Patronat Obrer, mira ahora qué bien hablo», bromea.

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Durante cinco años, Càritas Mallorca acompañó a los vendedores ambulantes para identificar cuántos eran, y aunque es un número difícil de cuantificar, pudieron detectar más de 200 personas.
Mr. D, llegó a Palma a las puertas de decretarse la pandemia. Por suerte, aquí le esperaba su hermano, con papeles en regla y con quien vive hasta la fecha. Si le preguntan por qué profesión busca, Mr. D menciona todas: «Me gusta trabajar de todo, en un hotel, en la construcción, en un bar, en un restaurante, lo que sea. Yo no quiero vender, no quiero vender más», lo dice alzando la voz con cierta rabia.

Como Mr. D, más de 50 personas en situación irregular y dedicadas a la venta ambulante se están formando en el programa T’acompanyo que acaban de impulsar la Conselleria d’Afers Socials y Fundació Patronat Obrer. Se espera que de aquí a final de mes sean 80 integrantes.

Khady Mbaye, de 28 años, es una de ellas. Llegó hace tres años a Mallorca desde Senegal y todavía no ha conseguido regular su situación para trabajar: «Me gustaría ser recepcionista de hotel, pero no puedo hacer nada sin los papeles». Lleva tres meses y medio en el programa y le enseñan no solo castellano, sino habilidades para integrarse, como sacar citas previas o acudir a la Administración para alguna cuestión burocrática. «Nuestro objetivo es encontrar un empleo y ayudar a nuestras familias. Porque queremos vivir, no sobrevivir», dice.

Una vez en el programa T’acompanyo, que tiene una duración de dos años, reciben una ayuda económica de 31 euros diarios como incentivo para que dejen la venta ilegal. La Conselleria destina para este programa 1,6 millones que cubre los dos años de formación y su ingreso mensual.