Ana del Ojo, agente de Igualdad y autora del trabajo de fin de máster, ayer en una cafetería de Palma. | Teresa Ayuga

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A la agente local de Igualdad del Consell de Mallorca Ana del Ojo le inquietaban tres aspectos durante la pandemia: si las acciones, campañas y planes contra las agresiones funcionaban; si la gente joven distinguía, al salir de fiesta, qué era delito sexual o no; y cómo afectó la COVID-19 a la violencia de género.

Tras finalizar el trabajo de fin máster en 2021 «me salían más preguntas que respuestas», pero se percató de ipso facto que las zonas de ocio, en especial discotecas o pubs, siguen siendo espacios inseguros para las mujeres en Mallorca. «El machismo sigue y se ha adaptado a las circunstancias del momento», asegura.

La novedad de este trabajo que presenta, La percepción de las agresiones sexuales y sexistas en espacios festivos de ocio por parte del alumnado de Mallorca de entre 15 y 29 años, realizado en la UNED, es que va dirigido a un público joven tanto masculino como femenino. Por otra parte, ha sido galardonado por el I Premio a Trabajos de Fin de Máster sobre igualdad y contra la violencia sobre la mujer de la Delegación del Gobierno en Balears.

La autora saca las conclusiones a través de formularios de Google que difundió a todos los centros educativos de la Isla. En total, han participado 646 jóvenes, 513 chicas y 133 chicos, que tenían que responder a 125 ítems.

Entre los resultados, destaca en especial que el 93 % de las mujeres ha sufrido algún tipo de agresión o conducta sexual en Mallorca y un 65 % de los chicos reconoció que también, aunque su caso es más confuso porque en otras preguntas «no saben decir dónde ni especificar el qué». La encuesta engloba situaciones que podrían pasar en el ocio nocturno, como son las conductas sexuales a la hora de salir de fiesta o cómo actúan los jóvenes ante un caso así.

«Las conductas que he propuesto están relacionadas con las miradas, el acoso, acorralamiento, tocamiento y hasta penetración sin consentimiento. Acoté la edad de 15 a 29 años porque se conoce que más del 70 % de los agresores están en esa franja», especifica Del Ojo.

Agresores fantasma

A la hora de responder si él o ella habían tenido algún tipo comportamiento violento, más mujeres han dicho que sí que hombres. Este hecho, contradictorio con el resto de preguntas de ellos, es lo que llama Del Ojo «agresores fantasmas»: que no se identifican ni se reconocen haber protagonizado este tipo de comportamientos.

«Las mujeres somos más conscientes de lo que está mal y bien, pero ellos no, porque no se identifican, no son autocríticos», aclara la autora en relación a los resultados de esta pregunta en la encuesta. Lo que se extrae de estas respuestas es que «los jóvenes sienten vergüenza» a la hora de compartir la verdad.

Otra de las conclusiones es que el 37 % de las mujeres cree que hay denuncias falsas y entre ellos lo piensa un 70 %. Asimismo, el 98 % de ellas no denuncia por miedo. La mayoría afirma en la encuesta que sí son víctimas de algún tipo de tocamiento o comentario sexista en un espacio de ocio nocturno y, al padecerlo, se desplazan del lugar. En cambio, los chicos, si han sufrido alguna conducta sexual expresan que no necesitan moverse o irse. A esto, Del Ojo reafirma así que el miedo corresponde a ellas, no a los hombres.

Lo que más le llamó la atención es la parte de comentarios libre de esta encuesta. En total, 100 de los 646 participantes contaron situaciones difíciles que habían padecido en algún momento de su vida. También la mayoría, mujeres y hombres, verbalizó que se necesita más seguridad en los entornos de fiesta para poder acudir en caso de agresión.