Una ITB con frío, pero esperanzadora. | Efe

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Hace un año la industria turística afrontaba un primer trimestre ‘horribilis’, tras la ómicron y el inicio de la guerra ruso-ucraniana. Los organizadores de la ITB decidieron suspender la feria hasta mejor suerte, pero doce meses después de la sensación de depresión y de impotencia se pasó, a partir de junio, a la mayor de las euforias a nivel empresarial, turístico y social. En la edición de este año, tras tres en dique seco por motivos obvios, la feria berlinesa vuelve a recuperar su pátina de antaño y reverdecer las ilusiones de toda la cadena de valor que compone la industria turística, de la cual viven las Islas desde hace muchas décadas pese a los ‘anti’ y falta de visión por intereses particulares. De momento, las cosas pintan bien y este martes, en el primer día de la feria, el clima de euforia contenida fue la tónica general.

Se avecina una temporada turística histórica en todos los aspectos y ahora queda ver cómo se regula esta coyuntura para no morir de éxito. Frase ésta utilizada por estos lares cuando la actividad económica iba miel sobre hojuelas. Esperemos no caer en los mismos errores. El clima de tranquilidad que se vivió este martes en el estand de Baleares se pudo palpar en una secretaria de Estado de Turismo, Rosana Morillo, que está levantando el listón de cómo se pueden hacer bien las cosas en total sintonía con el sector turístico, patronales, sindicatos y resto de sectores productivos.

Carolina Quetglas, el CEO del grupo Jet2, Steve Heapy, y Maria Frontera, en el estand balear.

Francina Armengol y el presidente de la Comunitat de Valencia, Ximo Puig, fueron la imagen palpable de que pese a todos los problemas internos de partido, legales o de cualquier otra índole, hay que dar imagen de país y, ante todo, de tranquilidad y que se atienden los requerimientos empresariales y sindicales para estar en el camino adecuado. Los hoteleros están tan entusiasmados, aunque con moderada prudencia como dicen ellos, como para hacer la valoración de la ITB al inicio de la misma. La presidenta de la FEHM, Maria Frontera, muy tranquila y sosegada, simplemente se limitó a ratificar lo que hay y lo que se avecina, en lenguaje televisivo.

Francina Armengol y Ximo Puig, en perfecta sintonía en la ITB de Berlín.

Como anécdota cabe reseñar el comentario del embajador de España en Berlín, Ricardo Martínez Vázquez, que en un cátering de gastronomía balear preparado en el estand de las Islas preguntó de inmediato que dónde estaba la sobrasada picante, ya que la había probado en el acto organizado este lunes por el Consell en el Alice Rooftop para presentar la oferta gastronómica de Mallorca. Pilló lo que pudo y se fue contento, pero comentó que gracias a su hija había probado la ensaimada y que le encantaba. Está clarísimo que al margen del sol y las playas, las Islas cuentan con una serie de productos diferenciadores que la hacen única como destino vacacional. Esto explica que sean la envidia del Mediterráneo y que los destinos competidores, pese a que lo intenten, no pueden hacer nada para desbancar a Balears.