Trabajadores en una de las oficinas del Parc Bit. | Pep Verger/Aina Ginard

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La patronal balear es bastante escéptica ante la viabilidad de la semana laboral de cuatro días que propone el PSIB. Tanto desde CAEB como desde PIMEM consideran estos planteamientos propios de campañas electorales y con pocos visos de llegar a hacerse realidad.

Así, desde la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears, presidida por Carmen Planas, señalan que la semana laboral de cuatro días «no deja de ser una propuesta electoral más en una época en que vamos a escuchar y leer muchas». Aún así, llegado el caso de que se planteara seriamente la instauración de esta nueva jornada, «tendríamos que ver la letra pequeña de lo que realmente se quiere y cómo se pretende aplicar».

En ese sentido, ya advierten de que en ningún caso van a estar de acuerdo con una política de subvenciones públicas para hacer viable este nuevo sistema (la propuesta del PSIB contemplaría ayuda para las empresas adheridas a la iniciativa). «No compartimos que una administración pública subvencione con ayudas a las empresas para que reduzcan sus horarios: cada empresa debe ser libre para gestionar sus recursos acorde con sus intereses y con lo que más ayude a incrementar su productividad, algo que es imprescindible para la competitividad», aseveran.

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En similares términos se expresa el presidente de la Patronal de la Pequeña y Mediana Empresa, Jordi Mora, quien tildó de «muy complicado» el que esta iniciativa pueda llegar a cuajar. Principalmente, «porque cuando se habla de estas cuestiones se suele obviar el tema de la productividad y en Balears es de las más bajas de Europa».

En segundo lugar señala que si las plantillas pasaran a realizar unas semanas de cuatro días manteniendo las mismas condiciones salariales que en la de cinco ello implicaría «una pérdida directa de la empresa del 20 % en costes salariales, porque deberá contratar a nuevas personas para hacer el trabajo que se deja de hacer ese día».

Por último, Mora se refiere a la estructura de la economía y el tejido empresarial de Balears, el cual está constituido en un 99 % por pymes y micropymes, subraya, lo que dificultaría todavía más este sistema. Máxime teniendo en cuenta además el peso específico del sector servicios, que lleva aparejado un gran nivel de presencialidad. «Creemos que son propuestas interesantes pero vemos una aplicación muy complicada salvo en el caso, por ejemplo, de que hablemos de grandes multinacionales o de la Administración pública, pero no en nuestra estructura empresarial», sentencia Mora.