A Jonny Darder, entrenando. | Click

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A Jonny Darder, nacido en Barcelona, camino de Suecia, pero tanto, o más mallorquín que si hubiera nacido en la isla, hace unos años personaje muy conocido en el mundo de la noche, del deporte, sobre todo en deportes de contacto -kik boxing, brasialiam jiu jitsu, grapling (parecido a la lucha libre) y boxeo clásico-, y en el de las motos, pues se considera motero como el que más- pertenece al club Gunsfihsters, siendo support oficial-, y en la actualidad funcionario del IMAS, destinado en Ca l’Ardiaca, hace unos meses, en un reconocimiento médico rutinario, le detectaron cáncer de próstata, por el que fue operado y del que se va recuperando.

«El día 16 de marzo inicio la radioterapia con el fin de eliminar las células cancerígenas que hubieran podido quedar en mi cuerpo, para lo cual me estoy preparando mental y físicamente, pues cuanto más fuerte vaya, mejor».

Tras la operación, tuvo una pequeña complicación, ¿verdad?
Sí. Tuve que pasarme cinco días en la UCI a causa de una asepsia, o infección en la sangre, de la que sobreviví gracias al equipo médico que me atendió y a lo fuerte que estaba. Por eso, a nada que me dieron el alta volví a hacer ejercicio.

Entre otras cosas, ¿golpeando el saco, en tu casa, al son de coplas?
No. Lo de boxear lo he aparcado. Voy al Mega a entrenar. De forma comedida, claro, poco a poco. Mi médico de cabecera, además de amigo que no ha dejado de apoyarme y animarme desde el minuto cero, con el que suelo entrenar desde hace tiempo, es quien me prepara los ejercicios, siempre con un peso moderado. Pero volveré a practicarlo, aunque sea solo conmigo mismo, pues por la edad, y por lo que me pasa, no estoy para subir a un ring. Pero a nada que pueda seguiré peleando contra el saco.

¿Cómo fue cuando le dijeron que tenía cáncer?
Es un golpe fuerte el que recibes. Te cambia la vida. Pero, cuando pasa un tiempo, y ves que la familia y la gente que te quiere te apoya, te dices a ti mismo que no hay que rendirse, sino luchar. Entonces rehaces tu vida, y ves que las cosas a las que dabas importancia, como el dinero, la casa, ciertos caprichos, ya no son importantes. Por encima de todo, está la vida. Y es que si te falla la salud, lo demás, excepto la familia y los buenos amigos, deja de tener importancia.

¿Qué le dirías a alguien al que le diagnostican cáncer?
Que no se rinda, que hoy la Medicina ha avanzado mucho, y si pones de tu parte, valorando lo que hace por ti la gente que te quiere, seguro que vas a querer salir. O por lo menos lo intentarás. Quiero decir, que no hay que bajar las manos nunca.

¿Y ahora, cómo te sientes antes de comenzar el round de la radioterapia?
Bien. Me lo tomo todo con más tranquilidad. Mi mujer me dice que me he vuelto un tanto zen, puede que sí. Ya te he dicho, desde entonces veo la vida de otro modo. Valorando cosas que antes eran insignificantes, viendo de otra manera lo que, también antes, valoraba mucho.

Presides el comedor social Tardor, que también ocupa parte de tu tiempo ...
Sí, pero gracias al apoyo que tengo de Toni Bauzá, que carga ahora con toda la responsabilidad, me he liberado bastante. Puedo estar tranquilo, pese a que sigo cerca de él, hablando con él cada día.

Supongo que desde la distancia relativa que te has tomado, sabes que las colas del hambre son cada vez más largas. Y eso que el gobierno ha subido el sueldo mínimo …
Sí, claro, son cada vez más largas. Y lo entiendo… Porque antes, con 1.200 euros, podías vivir, pero hoy con ese dinero no vas a ninguna parte. Los alquileres y la luz han subido muchísimo, igual que la cesta de la compra. Por tanto, si antes te apañabas, ahora no puedes. Porque, o pagas el alquiler y la luz y no comes, o no comes como antes. Y si comes y vistes y tienes que pagar la luz, como no te alcanza para el alquiler te vas a dormir donde puedas. A la calle, por ejemplo. Por eso muchos vienen al comedor, así se ahorran las comidas y pueden pagar el alquiler y demás cosas, no muchas, desde luego. Porque por mucho que digan los políticos que mandan que se ha incrementado el salario mínimo, que sí, pero que realmente se queda en nada, la luz y la cesta de la compra no paran de subir. Sí, claro, los políticos dirán que la culpa la tiene la guerra de Ucrania. Pero lo cierto es que, como digo, las colas del hambre son cada vez mayores, con gente que antes podía comer en su casa y que ahora no puede.

¿Y cómo os las arregláis?
Las otras colas del hambre, no sé. La nuestra, gracias a unas pequeñas ayudas que recibimos de la consellera Fina Santiago, y Fundación Kalonge, que es nuestro mayor sostén, y de las que nos llegan a través de empresas colaboradoras y de voluntarios. Porque si vas a pedir más ayuda a los estamentos oficiales, no consigues nada. Todo lo contrario, ya que desde esos estamentos nos llegan inspecciones de todo tipo, como si fuéramos una empresa económicamente fuerte, sin pararse a pensar que nosotros, los comedores sociales, no lo somos, sino que, pese a todas las dificultades que tenemos para sobrevivir, y encima dando un servicio social, es estamos resolviendo el problema del hambre que pasan mucho de sus ciudadanos.