Antoni Mesquida en la redacción de Ultima Hora | Jaume Morey

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Hay un mundo en el que la sanidad se reduce a tener agua limpia, una buena desinfección y mosquiteras. Es en el que trabaja la ONG Llevant en Marxa, que preside el médico y efímero exconseller de Salut, Antoni Mesquida. La entidad nació en 1996 y ahí sigue, dedicada a poner los cimientos a sociedades sin pobreza con proyectos de desarrollo. En estos últimos años se han centrado en Perú, Haití o Etiopía. Este mes, precisamente, una nueva expedición, con Mesquida al frente, viajará al país africano durante más de diez días para visitar a varias etnias. «Montaremos una especie de tiendas sanitarias y ofreceremos medicamentos, visitaremos los dos centros de salud y el hospital y vigilaremos la construcción de un pozo de agua potable y los puntos de canalización y distribución», explica Mesquida.

«Será el octavo que abrimos. Cuando fuimos la primera vez la idea era llevar lo que necesitaban y ya pero vimos cosas espantosas. Los niños rodeaban nuestro camión, las madres llevaban a sus hijos desnutridos y empezamos a trabajar... No podíamos irnos». Han pasado más de 15 años desde esa primera vez en la que «les preguntamos qué podíamos a hacer y nos dijeron que o agua o nada», cuenta. Un pozo y sus canalizaciones cuesta unos 150.000 euros y son importantes porque «si están lejos hay que caminar kilómetros y el problema es que los hombres no lo hacen, van las mujeres y los niños y de ser así, no van al colegio», enlaza las problemáticas. Y es que Llevant en Marxa también abrió una escuela a la que ahora acuden «más de 2.000 niños».

La labor de la entidad «no sólo es curar y enseñar», en junio irán dos personas para «revisar que las cosas estén cuidadas y limpias», añade Mesquida. Y cuenta la anécdota de que, tras poner en marcha un unidad de pediatría en el hospital público de Shasheme que atiende a unos cuatro millones de personas, «hicimos una ducha y un baño que están cerrados y pusimos una bañera atrás para lavar a los niños que nunca se ha usado», explica. «Es complicado si no ponemos orden».

En un continente en el que la lepra, la malaria, la tuberculosis, o la leishmaniasis están a la orden del día, lo de la COVID pasó más desapercibida que en el resto del mundo. Cuando llegó la pandemia «compramos mascarillas y geles para puestos más concurridos y había enriquecedores de oxígeno en los hospitales. Afectó más a las ciudades», recuerda este experto. Respecto a cómo se organizó la ong, «tenemos a dos personas allí, muy bien relacionadas, que se encargaron de todo».
Pese a todo, África es diferente. «Los médicos de Europa tienen muchos medios, allí hay que espabilarse porque no hay gran cosa y lo que hay se deben cuidar mucho mejor», concluye.