Imagen de archivo de una tienda de animales. | Archivo UH

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La Ley del Bienestar Animal va a revolucionar la manera en la que se concibe un animal de compañía en el hogar. Tanto es así, que los perros y gatos, animales más comunes ya no son considerados mascotas y por tanto, la venta de estas especies como animales de compañía sólo se podrá realizar a través de una persona criadora registrada «sin que intervengan intermediarios», así como se pactó entre el PSOE y Unidas Podemos. La normativa abre un panorama incierto para las tiendas de mascotas, que viven estos momentos con incertidumbre total.

En este caso, los principales perjudicados a nivel comercial son las tiendas de mascotas. Para ello, las enmiendas pactadas en octubre de 2022 afirman que «tendrán un plazo de 12 meses tras la entrada en vigor de esta ley para finalizar su actividad de venta de estas especies». Ante esta situación, la intención del Gobierno es que tanto el sacrificio y el abandono queden a cero.

Sin embargo, los gerentes de las tiendas de mascotas le ven falta de sentido a esta medida. «Si buscan que no se abandonen animales, que es muy loable, que persigan a los vendedores particulares», asegura Lluís Campins, propietario de Canyplant en Palma. «Basta mirar los números de todos los perros abandonados y ver que cuando son comprados en una tienda el tanto por ciento es del 0,1 %. No tiene sentido», insiste ante la seguridad que tienen la venta de animales a través de una tienda especializada.

Con la prohibición, Canyplant se centra en poder encontrar alternativa antes de tener que cesar su actividad. «Obviamente, o tendremos que cerrar o recortar en personal. Nos cortan nuestra fuente de ingreso mayor», afirma. «Si el objetivo es frenar el abandono, de esta manera no ayudan a nadie», insiste.

A partir de ahora, se tendrán que adquirir los perros a través de los criaderos particulares o tendrá que acudir a un refugio de animales para conseguir su adopción. Sin embargo, corren ciertos riesgos como que el animal crezca más de lo deseado. «Al final, nosotros tenemos un manejo más extenso de información y en estos casos, no se puede confirmar al 100 % su origen y puede desencadenar en más abandono del deseado», opina Campins.

Por otro lado, a Javier, de la tienda Tucán, la nueva reforma no le influye de manera directa, pero siguen de cerca la evolución de la ley. «Nosotros ya no vendemos perros, gatos o hurones, pero seguimos vendiendo otras especies. Sin embargo, siempre es lo mismo. Trabajamos para mantenernos dentro de la ley y como somos los visibles, nos atacan a nosotros», verbaliza a la misma vez que asegura que si la ley empieza a abarcar más animales, tendrán problemas. «Si cerramos que no le extrañe a nadie porque si se empieza a limitar la venta no podremos vender su comida, cepillos, juguetes...», insiste.

Javier cree que hay problemas más importantes que atender en esta materia. Los criaderos de particulares en el mercado negro es uno de los principales puntos en los que actuar. «En vez de ir a por los que lo hacemos todo dentro del marco legal, deberían actuar sobre el mercado negro que además trabajan con un precio con el que no puedes competir», insinúa.

Otro de los afectados en esta causa, es Benjamín, propietario de Ornibalear, que como Canyplant, se puede llegar a plantear el cese de actividad debido a la ley. «Podríamos llegar a estar inmersos en el cierre», indica, pero realmente, ve en nueva normativa una prohibición que no promueve el bienestar animal. «Hay fobia social a la compra de mascotas y más aún con esta ley que se dedica a prohibir y a generar miedo por futuras sanciones a los compradores», informa.

Ornibalear se dedica a la venta de pájaros deportiva, esta prohibición más el miedo generado en la sociedad y la negativa de poder competir con animales les hace muy complicada la supervivencia. «Tenemos muchas pérdidas por el miedo generado a los compradores. Nosotros vendemos después de analizar al comprador y saber que está capacitado para tener a un animal en cautividad», asiente.

Por último y a pesar de ser especializado en mercado de animales acuáticos, Javier, propietario de mundo acuático asegura que «no salga adelante porque lo de esta gente no tiene sentido» y que de cara a las siguientes elecciones «no habrá entrado en vigor». Sin embargo, se muestra escéptico y piensa que «una vez abierta la caja de Pándora, puede suceder de todo».

Javier, al que no le contenta para nada esta propuesta de la ley, asegura que es un movimiento para contentar a un sector de la población. «Dudo y espero que salga adelante porque carece de sentido y es para dejar contentos a los lobbies animalistas, pero en noviembre no va estar en vigor»

En este sentido, lo que se buscará es crear seis registros estatales, que serán los siguientes: de animales de compañía, de núcleos zoológicos, de criadores, de inhabilitados para pertenencia de animales, profesionales del comportamiento animal y de entidades de protección animal.