Coloma Oliver, en la tienda. | Click

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Coloma Oliver ha cerrado su tienda, Vestit Be. Lleva muchos años en este oficio. Tuvo una tienda en Velázquez durante tres años, de ahí pasó a Oms, donde permaneció ocho años, y en los últimos cinco ha estado en una de las esquinas de Barón de Santa María del Sepulcro. Ahora se ha jubilado y lo celebró días atrás en Los Rafaeles, con unos amigos.

¿Y ahora, qué…? ¿A vivir la vida…?
A ver … -reflexiona durante unos segundos-. Que me haya jubilado no significa que me vaya a quedar de brazos cruzados, en casa, viendo pasar el tiempo. ¡Que va! Todo lo contrario. Voy a seguir, pero de otro modo.

¿Por qué tantos cambios….?
Por una parte, porque no te renuevan el alquiler, o te lo renuevan con unas condiciones que no alcanzas. Por otra, porque piensas que cambiando puedes encontrar un lugar para las ventas mejor del que estás. Aunque en los últimos tiempos, lo que antes eran buenos lugares hoy han dejado de serlo.

Suponemos que en la despedida debes de sentir cierta pena, ¿no?
A decir verdad, no, ya que, al fin y al cabo, en esto he pasado bastantes años. En todo caso, reconozco que yéndome me quito un gran peso de encima. Sí, porque ser autónomo hoy, ser pequeño o mediano empresario, que encima somos el sostén del país, estamos cosidos a impuestos y a gastos. Todos son problemas, porque lo que se dice facilidades, más bien son pocas. Y encima las ventas no son como antes, sino más bien a menor escala. Me jubilo, pero no me voy. Solo cierro la tienda.

Te jubilas pero no te vas. ¿Pero qué vas a hacer, lejos de lo cotidiano, sin las preocupaciones que has tenido hasta ahora?
Pues que, cómo he dicho, que me jubile no quiere decir que me vaya, ya que voy a seguir, pero de otra forma, no vendiendo en ningún establecimiento, sino organizando eventos, desfiles y apoyando a la diversidad.

¿Cómo lo vas a hacer?
Pues a través de las redes sociales, con las que he tenido alguna que otra buena experiencia, y a base de showrooms en casa, con ropa especial, o en hoteles… O donde me llamen. Pues, aparte de que eso me atrae mucho, es algo que se hace a menudo en Estados Unidos, y va bien. Y lo digo por experiencia, pues en los últimos años en Mallorca he organizado algunos desfiles en hoteles y restaurantes, uno de los últimos en Los Rafaeles que fue un éxito en todos los aspectos.

Vemos que lo tienes muy bien programado …
Por supuesto que sí, ya que a todo esto lo llevo pensando desde hace tiempo. Todo lo tengo programado y preparado. Sí, que duda cabe que tendré que pagar impuestos como todo el mundo, pero ya no abriré ninguna tienda y me ahorraré un alquiler, la electricidad, la calefacción, el aparcamiento, ... Y encima sé que lo que voy a hacer va a gustar. Y es que, o te renuevas o mueres.

¿Han sido para vosotros, los que vendéis ropa, una competencia las tiendas chinas?
Pues si he de ser sincera, diré que nunca me he quejado de la competencia que pudiéramos tener con ellos, que, efectivamente, suelen vender más barato. Y si no me he quejado ha sido porque mi producto nada tiene, o ha tenido, que ver con el suyo. En cambio, lo que sí ha hecho daño, y creo que hablo en general, han sido las ventas online, sobre todo en los tiempos difíciles de la pandemia, en los que estábamos encerrados en casa, con los negocios también cerrados, mientras las ventas online seguían funcionando sin ninguna competencia. Eso sí que nos hizo daño. Si, porque encima la gente se ha acostumbrado a ellas, y muchos optan por comprar a través de ellas.

¿Cómo vas a afrontar el futuro?
Pues, sencillamente, rodeándome de buenos profesionales. Me refiero a peluqueros, estilistas, etc. , ya que son fundamentales en este negocio, dado que la estética juega un papel muy importante en él.

Supongamos que una señora te llama y te propone que hagas una presentación de ropa en su domicilio. ¿Qué haces? ¿Irás también a casas privadas?
Por supuesto que sí, ya que, como he dicho, en cuestión de trabajo estoy abierta a muchas posibilidades, entre otras esta. Quiero decir que si me llaman de una casa para que monte un showroom, se lo monto. Le digo cuales son mis condiciones, y si las aceptan, ¡pues encantados!