Vista general de Palma. | Teresa Ayuga

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Los geólogos tranquilizan tras el alarmante escenario que han provocado los terremotos en Turquía y Siria. Las probabilidades de que se desencadenase un sismo de tal envergadura en Mallorca son extremadamente bajas, al estar lejos de las confluencias entre placas tectónicas. Si bien, no imposibles. Mallorca ha padecido temblores considerables, el mayor registrado en 1851, que causó una gran alarma social y daños en edificios históricos, como en La Seu o construcciones de la época.

Además de la intensidad del terremoto, las consecuencias que sufren en Turquía y Siria derivan también de la calidad de sus infraestructuras. El arquitecto Joan Bauçà y el aparejador Toni Salom llaman a la calma. En España, aseguran, las normativas son muy afinadas y seguras. «Se tienen en cuenta múltiples factores a la hora de construir una vivienda. Las edificaciones posteriores a los años 50 cumplen con criterios de seguridad muy estrictos», indica Bauçà, quien recuerda que del sistema sobre el que se basan, datado de 2002, se está ahora realizando una actualización para mejorar el calibre de riesgo y mejorar aún más la adaptación en la construcción.

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El aparejador Toni Salom, de Prosolvers. Foto: Teresa Ayuga.
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Los edificios que mejor y peor resistirían a un terremoto

«Los edificios que mayor peligro correrían en caso de un terremoto de magnitud considerable serían edificios muy antiguos, como iglesias o viviendas particulares, así como los más altos, como la torre de Es Fortí -el edificio más alto de Palma-», apunta el aparejador Toni Salom. En ese improbable escenario, ambos apuestan por las infraestructuras de importancia especial, como el hospital de Son Espases, el aeropuerto o el Palacio de Congresos, como los enclaves más resistentes por sus altos estándares de seguridad, su diseño y sus materiales.Curiosamente, también el Palau de la Premsa -donde se ubica la redacción de Ultima Hora- «por la simétrica estructural y cargas equilibradas puede que esté edificio sea menos vulnerable y se comportaría mejor frente a terremotos», concluye el mismo.

A la izquierda, la Torre de Es Fortí y a la derecha, el Palau de la Premsa.

Salom hace hincapié en la conciencia de la evolución de la construcción: «Durante siglos, los maestros de obra han ido tomando nota de se han producido daños, algunos relacionados con terremotos, para adaptar las futuras construcciones y hacerlas más seguras y resistentes a todo tipo de inclemencias». Un hecho que se observa en la diferencia entre las edificaciones del mismo tipo y estilo entre el norte de Europa -con menor índice de sismos- y el Mediterráneo. Las casas tradicionales mallorquinas acostumbran a contar con muros de carga sobredimensionados no en vano, sino para aguantar todo tipo de circunstancias, también sismológicas. También las catedrales. Aunque sean todas góticas, «vemos que las del centro y norte del continente tienen una planta en forma de cruz, mientras que aquí, La Seu, por ejemplo, no tiene alas laterales tan extensas, sino rectangulares, lo que contribuye a que sean más resistentes a esfuerzos sísmicos».