Una construcción en Santanyí, uno de los municipios donde más se ha construido en los últimos años. | terraferida

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La construcción «desorbitada» en Mallorca implica un consumo de territorio de unos 5.500 metros cuadrados al día. Esto equivale a edificar más de la superficie de la Catedral cada 19 horas, ya que la planta de la Seu tiene 4.360 metros cuadrados. Así lo estima un nuevo estudio de Terraferida, que vuelve a aportar datos sobre la «ola urbanizadora» que afecta a todos los rincones de la Isla, pero que se ceba especialmente con Llucmajor, Campos y Santanyí «por la influencia de la nueva autopista», según ha afirmado este miércoles el portavoz de la entidad, Jaume Adrover, que ha presentado el análisis junto al geógrafo Mateu Vich.

Entre 2015 y 2021 se han consumido 11,2 kilómetros cuadrados en toda la Isla, equivalentes a 1.400 campos de fútbol de primera división que, a su vez, representan la superficie completa del municipio de Lloseta. El cálculo incluye la edificación de nuevas viviendas, carreteras y zonas ocupadas por plantas fotovoltaicas levantadas durante los seis años citados. El 70 % de estos 11,2 kilómetros cuadrados son suelo rústico y eran zonas agrarias o boscosas «intactas».

«Esto nos está convirtiendo en una ciudad aislada en medio del mar», que «se ocupa a una velocidad brutal a costa de las explotaciones agrarias, la pérdida de ecosistemas valiosos y especies», ha lamentado Adrover, que ha recordado el motivo principal que impulsa este desarrollo. «A pesar de la construcción desorbitada, el precio de la vivienda no deja de crecer porque estas edificaciones son para gente que no tiene problemas para pagarlas; todo lo que se hace es de lujo», ha señalado, y ha advertido de que «vamos hacia el modelo de Eivissa: hiperlujo frente a los residentes que viven en viviendas precarias».

La mayor parte del suelo rústico consumido durante el periodo analizado se ha hecho para albergar edificaciones residenciales aisladas. Los 2.000 chalets construidos o ampliados entre 2015 y 2021, como ya documentó la entidad en otro estudio, han consumido 4,1 kilómetros cuadrados, lo que supone el 51 % del suelo rústico transformado. La implantación de nuevas plantas fotovoltaicas representa un 1,1 kilómetros cuadrados y, en tercer lugar, las autopistas, rotondas y aparcamientos han asfaltado 79,6 hectáreas, de las cuales 43 corresponden a la ampliación de la autopista entre Llucmajor y Campos.

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Aunque la normativa limita actualmente las edificaciones en suelo rústico a máximos de 300 a 500 metros cuadrados, la realidad es que muchos de los chalés superan en más de diez veces ese máximo contando con zonas ajardinadas, aparcamientos, pérgolas, piscinas o viales, según han detectado. Aun así, Adrover ha recordado que la gran mayoría de este crecimiento es legal, aunque lo considere insostenible.

Los datos que Terraferida presentó ayer surgen tras un trabajo de investigación, clasificación y de grafiar cada uno de los cambios territoriales observados para después registrarlos en un Sistema de Información Geográfica (SIG) y poder generar mapas y datos. Las imágenes y capas aéreas usadas corresponden al portal público Infraestructura de Datos Espaciales de las Islas Baleares (IDEIB) del Govern.

Copiar a Menorca

El portavoz ha asegurado que la legislación urbanística actual «no sirve de nada». «Las herramientas que tenemos son inútiles, pero esperamos que los partidos tengan en cuenta estos datos y actúen con medidas excepcionales», según ha comentado. Adrover ha recordado que en Menorca hace 20 años que se decidió evitar todo lo que ahora pasa en Mallorca porque se hizo un plan territorial que concentra el crecimiento en los pueblos y protege el rústico.

Por ello, Terraferida ha vuelto a pedir una moratoria inmediata de construcciones residenciales en suelo rústico y su protección definitiva. También reclaman la elaboración de un nuevo Plan Territorial Insular que proteja íntegramente todo el suelo no edificado y fomente los usos agrarias, naturales y educativos. Además, instan a impulsar planes para rehabilitar las viviendas dentro de los centros históricos de los pueblos y ciudades de Mallorca, siguiendo criterios sociales que permitan reciclar y rehabilitar espacios urbanos ya edificados.

Por otra parte, cabe recordar que Terraferida ya presentó el pasado verano otro estudio que alertó que en los últimos seis años se han construido 1.002 chalets nuevos en suelo rústico y se han ampliado otras 1.052 casas que, en total, han transformado 4,1 kilómetros cuadrados de parcelas de tierra fértil, garriga o bosque. Esto equivale a tres veces la superficie del centro histórico de Palma, que tiene 1,4 km2.